La nueva agenda que marca la inseguridad
A comienzos de abril, una encuesta de Poliarquía señalaba la inflación como el problema que más mortificaba a los argentinos. Había desplazado a . Según la misma consultora, en septiembre Mauricio Macri pudo festejar que la inflación comenzó a ser derrotada también en la cabeza de la gente. La menciona como su drama principal el 19% de los consultados. Pero aumentó la percepción de inseguridad, primer inconveniente en el 27% de los casos. En julio estaba en 18%. Y la inflación, en 20 por ciento.
. Se ponen de moda algunos miembros del gabinete, en detrimento de otros. Y reaparece una de las grandes paradojas del oficialismo. Si fuera uno de esos chistes de "tengo una buena y una mala noticia para darte", la buena sería "ganaste la provincia de Buenos Aires". Y la mala, "ganaste la provincia de Buenos Aires". La crisis de seguridad del conurbano se agravó porque a la ola del crimen se le sumó en las últimas semanas otra de corrupción policial.
, la figura estratégica de Cambiemos para las cruciales elecciones del año que viene, enfrenta deformaciones que se han vuelto crónicas. Y enfrenta también sus propias inhibiciones ante el mandato central que le otorgó la ciudadanía. Ella se convirtió en gobernadora gracias a una corriente generalizada de repudio a la vinculación entre delito y política. Es lo que representaba Aníbal Fernández.
En este contexto cobra sentido la reunión que mantuvieron Macri; la ministra de Seguridad, ; su segundo, ; Vidal, y el ministro de Seguridad bonaerense, anteayer por la mañana. Discutieron la necesidad de reponer en el Gran Buenos Aires las fuerzas federales que Bullrich había replegado hacia las fronteras. La gobernadora llevó a la Casa Rosada el reclamo que le habían formulado 15 días antes los intendentes del conurbano Mariano Cascallares, Fernando Gray, Martín Insaurralde, Martiniano Molina y Néstor Grindetti, para que la Gendarmería volviera a sus distritos.
Vidal consiguió lo que buscaba. El gobierno nacional federales, gendarmes y prefectos. Formarán brigadas móviles. Es una receta de emergencia que subraya el mayor problema de Vidal: la crisis terminal de su propia policía.
Si fuera por su volumen, no habría necesidad alguna de reforzar la bonaerense: si se le suman los agentes vecinales, los enternecedores "pitufos", suma 90.000 efectivos. El inconveniente es que en esa institución la proliferación de mafias se está volviendo crónica. A esa limitación Vidal agregó una decisión muy discutible, desde el...
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