Nostalgia tecno: los juegos de ayer en las pantallas de hoy

No sabemos exactamente por qué. Quizá sea la pasmosa velocidad con que cambian estas tecnologías. Quizá sea que la modernidad nos ha despojado de casi todas las otras tradiciones. El hecho es que la industria digital, que tiene entre el gran público menos de medio siglo, inspira tantas nostalgias agudas y colecciones onerosas como los libros centenarios o los instrumentos construidos en el siglo XIX. Pokémon Go, estos días, no ha hecho sino reavivar una de las más representativas actitudes geek. Es decir, la de idolatrar un pasado dorado que, en rigor, está a la vuelta de la esquina. Ayer nomás.

Todos los que estamos involucrados con las altas tecnologías tenemos nuestro menú de añoranzas. El melancólico espectro incluye jueguitos de 8 bits, cuya estética se constituye hoy en una verdadera moda; mensajeros hace mucho discontinuados, como el ICQ; computadoras decenas de miles de veces más lentas y rudimentarias que un iPhone, pero que desempolvan en la memoria aquellas horas de asombro en los albores de la informática, cuando todo era demasiado nuevo.

Ejemplo irrefutable de nuestra pasión por lo que fue: uno de los videojuegos más exitosos de todos los tiempos, el Minecraft, creado por la compañía sueca Mojang y adquirida por Microsoft en septiembre de 2014, utiliza gráficos que simulan los videogames pixelados y básicos de cuando éramos muy jóvenes. Imperfectos pero más queribles que los mundos virtuales hiperrealistas de hoy (que mañana serán también motivo de nostalgia).

Cuando entrevisté a Steve Wozniak, cientos de admiradores se agolparon en La Rural con sus añosas Apple II bajo el brazo, para que el bueno de Woz se las autografiara. Los que no habían tenido la suerte (o la visión) de preservar esa pieza mítica, traían sus lustrosos iPhone y iPad. Es cierto: sabían que la rúbrica de Wozniak multiplicaría por mucho el precio de esas máquinas. Pero, doy fe, había allí más devoción que cálculo.

La nostalgia tecno se expresa de mil formas. Hay programas que emulan, en pantallas de última generación, las consolas de video juegos de Atari y Nintendo y viejas máquinas de escritorio como la Commodore 64 y la joya de aquel fabricante, la Amiga, pionera en la música, el sonido y los gráficos digitales. Es una forma de volver a los años dorados.

Tan fuerte es esta veneración del pasado tecno que algunos invierten fortunas. En octubre de 2014, por ejemplo, la casa Bonhams subastó una Apple I, la vaca sagrada de la informática, en casi un millón de...

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