Norwegian presentó su plan y genera polémica e ilusiones

Hay unos encantados, otros ilusionados y bastantes atemorizados. No faltan los que se entusiasman, aunque también están los amenazados. Estos son algunos de los sentimientos que despierta la llegada a la Argentina de Norwegian, la aerolínea de bajo costo estrella de Europa. Todos tienen sus argumentos. Sucede que semejante compañía podría cambiar varias normas sedimentadas de un mercado aerocomercial que funcionó con reglas particulares que adormecieron la competencia durante años.

"Es la inversión que una compañía aérea va a hacer en un país", dice el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, sobre los planes del gigante de los pasajes baratos respecto de la posibilidad de que haga vuelos de cabotaje.

La firma, que constituyó una sociedad argentina a principios de año y que ya aprobó la expansión en el país en una reunión de Consejo Directivo realizada en Oslo el 9 de mayo, ya presentó su expediente en el que solicitó al Gobierno que llame a una audiencia pública para presentar su plan de negocios, requisito para que se le entreguen rutas. Según lo que confiaron fuentes oficiales que ya tuvieron ese expediente en sus manos, el plan es ambicioso. En un plazo de entre cinco y ocho años, planea invertir US$ 4300 millones, con un desarrollo del negocio que entonces le permitiría transportar 4,4 millones de pasajeros al año.

La radicación empieza con seis aviones, para llegar, a un año de operar, a 11 de corta distancia y 4 de larga distancia con base en la Argentina. Norwegian tiene 30 millones de pasajeros y en 2015 y 2016 fue nombrada mejor operadora de low cost del mundo, logro que mantiene dentro de Europa desde 2013.

En los papeles que conforman su plan de negocios hay algunas particularidades. No sólo viene a volar cabotaje, sino que hay una parte importante del desarrollo que pasa por conexiones internacionales desde la Argentina. Tiene en carpeta 90 aeropuertos a los que llegaría con aviones radicados en el país.

Lejos de los ilusionados, como gran parte del Gobierno, están los atemorizados y los amenazados. Allí se colocan ejecutivos de otras compañías, empleados y algunos sindicatos. Todos por motivos distintos, consideran que la empresa noruega podría cambiar varias cosas en el país, desde el mercado hasta las actuales condiciones de trabajo. Finalmente están los encantados, que, en número, son franca mayoría. Se cuentan ahí a los usuarios que, básicamente, quieren tener la opción de volar barato y bien, lejos de las rencillas...

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