La Nochecita llenó la ciudad de cultura para los más chicos

La primera Nochecita porteña debutó con mal clima. Después de la fuerte tormenta de la noche anterior en Buenos Aires, la lluvia amenazó ayer con arruinar la jornada cultural de puertas abiertas en 39 espacios públicos y privados de la ciudad. Pero no lo logró. De las cerca de 200 actividades pensadas especialmente para chicos de 0 a 12 años se suspendieron solo las que estaban planeadas para realizarse al aire libre, como algunos shows y proyecciones de cine bajo las estrellas. El resto, alrededor del 90 por ciento de la programación, se desarrolló con normalidad a partir de las 18. Los puntos de mayor convocatoria fueron la Usina del Arte, el Centro Cultural Recoleta, el Museo Enrique Larreta y la Torre Monumental (antes llamada De los Ingleses), "lookeada" para la ocasión con la magia de Harry Potter como temática. Miles de adultos con chicos hicieron fila desde temprano para participar de la exitosa Nochecita. Se vieron colas de varias cuadras en el ingreso a la Torre, en Retiro.Inspirada en la famosa Noche de los Museos, que ya lleva quince ediciones y cada año crece en cantidad de público y en propuestas, el programa de la mininoche artística incluyó museos porteños como el Moderno y el Larreta y centros culturales públicos como el CCK y privados como el Borges. También, visitas al estadio del club Argentinos Juniors, el cuartel de los Bomberos Voluntarios de La Boca, el Planetario y el flamante Paseo del Bajo, que habitualmente solo pueden transitar camiones y buses. Se sumaron también algunas salas de teatro infantil como La Galera y El Galpón de Catalinas, bares notables como el del Hotel Castelar y centros de arte como la Fundación Proa, con descuentos y promociones en las entradas.Hasta pasadas las 23, en las 39 sedes, hubo opciones para todos los gustos y edades. Los más chiquitos, desde bebés de pocos meses hasta nenes de 3 años, exploraron todos los rincones del espacio Iupii, de la Usina del Arte, que tiene juegos de madera y estaciones de plaza blanda. El edificio de la Usina se vistió de fiesta embrujada para recibir a personajes y chicos disfrazados de magos, brujas y superhéroes. Muchos esperaron ansiosos el comienzo de las películas de la saga creada por J. K. Rowling, que tuvieron que proyectarse en una sala interior porque el mal clima atentó contra la idea original de ver cine bajo las estrellas. El protagonista de los libros de Rowling, que tiene miles de fanáticos en el país, tuvo estación propia, donde a lo largo...

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