La noche de los jóvenes, con más controles y límites

MAR DEL PLATA.- Llegan a la medianoche y se van bastante antes de que asome la primera claridad del amanecer. Alguna escaramuza siempre hay, pero lejos de las bataholas históricas que en años anteriores terminaban con heridos, alguna vidriera rota e intervención policial.Aquí, la movida nocturna joven, en particular la que generan los bares de la calle Alem, no ha sido noticia esta temporada. No así en Pinamar, donde la bajada a la playa, en Bunge y Avenida del Mar, fue http://www.lanacion.com.ar/1441136-casi-matan-a-un-chico-y-no-los-detienen que casi le cuesta la vida a http://www.lanacion.com.ar/1442960-ezequiel-la-cara-del-agresor-la-tengo-grabada , de 15 años, que anteayer fue dado de alta. No obstante, la sensación generalizada fue que este verano las riñas callejeras no fueron la regla, tampoco en Pinamar.En Mar del Plata, los vecinos de Playa Grande, que desde hace años se quejan de los ruidos molestos y reclaman la erradicación de los centros de nocturnidad que crecieron en esa coqueta zona residencial, admiten que los niveles de conflictividad se redujeron y relacionan este escenario más auspicioso con la reciente puesta en vigor de una normativa que, sumada a controles periódicos, derivó en un horario de cierre anticipado de esos locales y la partida más temprana de quienes los frecuentan."Menos horas de barra, menos alcohol, menos peleas", resumió el propietario de un chalet de la calle Bernardo de Irigoyen, paralela inmediata a la marplatense Alem, que en verano convive a diario con miles de jóvenes y adolescentes que buscan diversión en esta zona donde funcionan unos 25 bares.Carlos Carricart, uno de los referentes de la Asociación de Vecinos de Playa Grande, confirmó a LA NACION que este verano se logró, al menos hasta esta fecha, una mejor convivencia. "Se nota que la noche se termina a un horario lógico y la zona se despeja más temprano", remarcó.Desde el año pasado, la ordenanza municipal 20.387 dispuso que los bares y restaurantes cierren sus puertas a las 4. La medida recibió quejas de los responsables de estos establecimientos, en especial los de calle Alem y similares, pero se mantiene vigente y sin cambios.Aunque la partida de los más remolones se extiende casi hasta las 5, el efecto de esta norma es rescatado por los vecinos. "Antes se iban a las 8 y se generaban conflicto porque se cruzaban los que salían de los bares, muchos de ellos muy bebidos, con quienes teníamos que salir de nuestras casas para ir a trabajar", contó...

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