Una noche de ensueño con Luis Miguel

No sabía que esa noche iba a conocer a . Estaba tendido en la cama, con un libro en la mano. De pronto, en la niebla de la duermevela, nos vi a ambos sentados en medio del pequeño salón sin señas de un hotel de Buenos Aires. La habitación estaba en penumbras. Una luz cenital iluminaba el centro del cuarto, lo demás estaba entre sombras. Era un hombre que había sido hermoso, ahora en la alta edad media de la vida. De esa hermosura quedaba la sonrisa inalterable, lo demás se lo había llevado el tiempo. Llevaba una remera sencilla color amarillo debajo de un saco blanco. Tenía las manos entrelazadas, las piernas cruzadas, y con uno de los pies marcaba el tiempo de una canción que acaso escuchaba dentro de sí. Me pregunté si cuando concluyera habría de escuchar el aplauso de la multitud, si era eso lo que extrañaba.Me incliné levemente hacia adelante para inaugurar la conversación. Teníamos diez minutos.-Gracias por recibirme -dije. Sonrió apenas por cortesía. En uno de los rincones del pequeño salón de paredes doradas, seguía de pie una asistente-. Hace algo más de diez años, usted volvió a ser muy popular debido a una que retrató su vida. Quisiera preguntarle si aquel regreso fue una cárcel o un paraíso.Volvió a sonreír. Extendió los brazos con las dos palmas hacia arriba, como si quisiese anticiparme que la respuesta no habría de ser concluyente.-Pues mirá -me tuteó-: ahora que me lo preguntas, puedo decirte que se pareció más a una cárcel. Volví a sentir el peso de la mirada de los otros, y esa caricia puede transformarse en una garra. En el fondo, siempre estamos solos.Parecía ser sincero. Tenía 60 años y quizás empezaba a acercarse a alguna forma de la verdad. Se sumió en sus pensamientos, pero el tiempo apremiaba. Lo interrumpí con una tontería:-¿Se ha enamorado usted de verdad?-Pues sí, en cierto modo -respondió-. Me he pasado toda una vida cantándole, tuteándome con él. -Dejó que corrieran unos segundos. -Pero ahora, mientras platicamos, debo confesarte que no lo sé. He vivido demasiados años en un mundo de fantasías, tú sabes, pero cuando esos amores se han acabado, he sentido un enorme vacío. He sufrido mucho a la vez que he disfrutado. La vida es un juego de máscaras. ¿No crees? -No dije nada. Hablé tras una pausa:-¿Qué es lo que usted más...

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