Noche de cúpulas: los alfiles de Bencich y otras curiosidades de Buenos Aires vista de arriba

Un juego de dobles, entre cúpulas y personajes que parecen salidos de "El gran hotel Budapest", pero en el microcentro porteño

Es sábado y el microcentro está vacío. Los cartoneros circulan tranquilos, dueños del campo de batalla abandonado, y las callecitas oscuras desembocan en la arteria principal: Avenida de Mayo. A unos metros, en la Diagonal Norte, se erige entre otras maravillas arquitectónicas el edificio Miguel Bencich ; en la puerta, un grupo de personas espera que se le dé ingreso para ver el atardecer desde allí arriba. Es la inauguración de Noche de cúpulas , un proyecto que fusiona arquitectura y arte. Esta vez se sumaron a la programación de Microcentro cuenta , una iniciativa del Ministerio de Cultura porteño para revalorizar la zona como faro cultural. La visita guiada está por empezar.

El atardecer en el microcentro es un espectáculo en sí mismo: desde el edificio Miguel Bencich (Roque Sáenz Peña 616) se pueden ver las cúpulas del otro edificio Bencich, enfrente, en Sáenz Peña 615

El público sube hasta el piso 9 y espera en el palier. Una mujer lustra el ascensor y prolonga la incertidumbre: "¿Están esperando a alguien?". Algo tiene que pasar. La performance del grupo Lindalinda es ambiciosa e imprevisible. De pronto la mujer se cambia el delantal por un vestido negro y, ahora sí, explica: "El edificio es obra del arquitecto francés Eduardo Le Monnier, por encargo de los hermanos Massimiliano y Michele Bencich . Era 1927, un momento de fiebre de la construcción: arquitectos, artistas y diseñadores compartían el objetivo de modernizar y embellecer la ciudad inspirados en París y en sus felices años 20. Este ascensor, por ejemplo, tiene la botonera original. ¿La vieron? Se mandó a traer de Italia. ¡De Italia!".

El recorrido sigue hacia arriba, primero se llega a un hall y después a unas oficinas de coworking desde donde se ven las cúpulas mellizas de enfrente, también obra de los Bencich. "Si ven los remates de las cúpulas, su parte superior, van a notar que se parecen a dos alfiles. Dicen que a los Bencich les gustaba mucho el ajedrez. ¿Y cómo se mueven los alfiles? En diagonal...", la guía resalta el humor de los desarrolladores italianos. Todo es doble. Un mozo camina ofreciendo caramelos y desaparece detrás de una puerta. Al instante entra por el lado opuesto su doppelgänger . La similitud entre los actores genera un espejismo aterrador.

"Tomamos como punto de partida Los modos de ver, de [John] Berger y lo asociamos a...

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