Nobel al padre de la fecundación in vitro

Después de haber intentado concebir durante nueve años sin éxito, el 25 de julio de 1978, 13 minutos antes de la medianoche, Lesley y John Brown se convirtieron en los felices padres de una niña que nació por cesárea y pesó 2,608 kg.Nada de esto merecería publicarse en un diario... si no fuera porque Louise Joy Brown fue la primera beba de la historia concebida fuera del organismo femenino, con la técnica de fertilización in vitro (FIV).El médico que lo hizo posible fue el doctor Robert Edwards, de la Universidad de Cambridge. Ahora, tras una inusual demora de treinta y dos años, el Instituto Karolinska acaba de concederle el Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2010 por haber desarrollado la técnica de fecundación in vitro, que iluminó los procesos de la fertilidad humana, revolucionó los tratamientos y abrió la puerta a una inimaginable cascada de avances científicos.La noticia despertó innumerables muestras de admiración en la Argentina, donde muchos especialistas en fertilidad asistida conocieron a Edwards personalmente. "Hace mucho que tendría que haberse reconocido con este galardón la inmensa tarea de Robert Edwards -comenta Santiago Brugo Olmedo, director médico del Instituto Seremas y uno de los pioneros de la fertilidad asistida en el país-. La creación de la fertilización in vitro fue un hito, algo que conmocionó a la medicina, produjo un shock y generó mucha controversia.""Edwards es una persona brillante, sensible y sencilla -agrega el doctor Sergio Papier, director del Centro de Ginecología y Reproducción (Cegyr)-. Un visionario que con la fecundación in vitro marcó un antes y un después en la historia de la fertilidad humana."Aunque hoy es tan rutinario que no parece haber nada extraordinario en el procedimiento que ya permitió la gestación de más de cuatro millones de bebes en todo el mundo, cuando Edwards comenzó a contemplar la posibilidad de ayudar a parejas con problemas para concebir fertilizando los óvulos maternos fuera del organismo y luego reimplantando los embriones en el útero, no se sabía mucho sobre el complejo proceso de la fertilización.Corrían los años 50 y no sólo se desconocía cómo y cuándo obtener ovocitos aptos, sino que además la perspectiva de reemplazar el proceso natural por una manipulación de laboratorio despertaba una encendida controversia.Edwards había investigado en animales durante décadas, pero imitar lo que la naturaleza había "sintonizado" a lo largo de millones de años presentaba dificultades mayúsculas...

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