Nobel de Medicina por iluminar el mecanismo de reciclaje del organismo

Del mismo modo en que la industria textil se deshace de las piezas falladas y de los saldos de temporadas pasadas, nuestras células poseen un mecanismo eficiente para degradar y reciclar los componentes que ya no les sirven. Las disrupciones en este proceso, llamado "autofagia" (de "comerse a sí mismo"), fueron vinculadas con la enfermedad de Parkinson, la diabetes tipo 2 y otros desórdenes que aparecen en la vejez, así como también con enfermedades genéticas y cáncer.

Fue quien, a comienzos de los 90, publicó una serie de experimentos que develaron los engranajes que lo hacen posible y abrió un campo de investigación que hoy está en auge. Por sus aportes, que sentaron un nuevo paradigma en el conocimiento de este sistema central de la vida, Ohsumi se convirtió ayer en el único ganador del de Medicina o Fisiología 2016, que este año asciende a ocho millones de coronas suecas o 930.000 dólares.

Ohsumi se mostró encantado con el premio y aconsejó a los jóvenes plantearse desafíos. "Me gustaría decirles que no toda la investigación científica puede tener éxito, pero que es importante imponerse un reto", afirmó, y destacó que sus descubrimientos, como suele suceder, tuvieron mucho de suerte, ya que se había inclinado por temas que no habían sido estudiados por otros científicos.

"Gracias a Ohsumi y sus seguidores, sabemos que la autofagia controla importantes funciones fisiológicas en las que los componentes celulares necesitan ser degradados y reciclados -dice en su comunicado el Instituto Karolinska-. La autofagia puede rápidamente proveer energía y ladrillos para la renovación de componentes celulares. Es esencial para la respuesta celular al ayuno y otros tipos de estrés. También puede eliminar bacterias intracelulares invasoras y virus, contribuye al desarrollo embrionario y la diferenciación celular y es usada para eliminar proteínas dañadas y organelas, un mecanismo de control crítico para contrarrestar las consecuencias negativas del envejecimiento."

"Es un premio muy merecido, porque antes de él la autofagia sólo era conocida en el nivel morfológico -afirma Marisa Colombo, investigadora del Instituto de Histología y Embriología de Mendoza, del Conicet y la Universidad de Cuyo, donde estudia el papel de la autofagia en las infecciones por microorganismos patógenos-. Su labor fue pionera: identificó los componentes moleculares que la regulan y abrió nuevas vías de investigación. Antes de sus trabajos, era un tema dormido, porque no se...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR