No sólo lo decimos, lo probamos: el fact checking funciona

No importa si estamos en la Argentina, en Brasil, en los Estados Unidos, en Filipinas, en India, en Sudáfrica, en Turquía, en España o en el Reino Unido. A los chequeadores de todo el mundo suelen hacernos las mismas críticas. Las preguntas que se repiten en distintos idiomas -con mejores y peores modales y con más o menos ironía-, son esencialmente dos:Impacto e independencia -o autonomía- aparecen una y otra vez cuando se habla del crecimiento y expansión delEn Chequeado, la primera organización dedicada a verificar el discurso público de la Argentina, América Latina y un país del sur del mundo, nos hacemos esas preguntas desde que empezamos nuestro trabajo en 2010. Teníamos indicios y casuística por doquier que nos hacía ser optimistas y persistir en nuestra tarea. Pero, como no nos parece adecuado reclamar a los demás algo diferente a lo que nos exigimos a nosotros mismos, decidimos invertir para que investigadores independientes respondieran esas preguntas con data y evidencia.Cuando hace dos años encargamos a los doctores Ernesto Calvo (Universidad de Maryland) y Natalia Aruguete (Universidad de Quilmes) que midieran el impacto y el rol de Chequeado durante la campaña de las"¿Por qué hacemos esto, qué pasa si da mal?", preguntaban algunos miembros de nuestro equipo. "¿Qué pasa si aunque pensamos que somos equilibrados y tratamos a todos con la misma vara, los datos nos muestran que no es así?", agregaban otros. Para mí, la respuesta era...

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