Aún no se sabe para qué están

Vélez y Lanús, dos equipos atractivos desde los nombres y desde los libretos de sus entrenadores, entregaron una muestra más de que sus contenidos aún no cuentan con el crédito suficiente para constituirse en protagonistas del campeonato. Fue como si ese envión que tuvieron en la primera fecha del Inicial se hubiera desbordado al punto de volverse una mezcolanza poco sustanciosa, generadora de un funcionamiento totalmente distinto al que suponen ambos planteles, ya sea por sus hombres de experiencia o por el valor de sus promesas.¿Para qué están Vélez y Lanús en este campeonato? ¿Con qué intención se reforzaron? ¿Para qué les alcanzará? Por lo expuesto en este encuentro que los reunió en Liniers por la cuarta fecha, no demostraron solvencia ni identidad, acaso un símbolo que los diferenciaba del resto hasta no hace mucho. Por las prédicas futbolísticas y los perfiles de sus entrenadores, son dos planteles que están llamados a ser protagonistas, pero todavía son dos más en este fútbol argentino de juego calculador y con poco apego a la inspiración.Fue un partido con un nivel especulativo, propiciado en partes iguales por ambos. Podría decirse que cumplieron en el rubro de la entrega y el sacrificio, virtudes que no les alcanzaron para disimular su escaso poder ofensivo. Cuatro partidos conforman una muestra exigua para determinar las características definitivas de un equipo, pero sí dejan entrever algunos rasgos. ¿Qué se puede señalar de los dos? De principio a fin juntaron bien sus líneas y soltaron pocos a sus volantes -por ejemplo, Copete se ocupó más en tapar las salidas de Araujo que en sumarse en ofensiva, y del otro lado Benítez y Ayala sorprendieron poco-. Del ataque se ocuparon sin criterio y la única preocupación fue ser precisos en los centros.Se enfrentaron con dos planteos distintos. Uno, el local, con un solo punta como Pratto, que hizo lo que pudo ante los centrales granates. El otro, Lanús, con un 4-3-1-2. Las diferencias o los desniveles no surgieron ni por apariciones individuales -Cristian Chávez estuvo ausente todo el tiempo que jugó y Silva gravitó poco- ni por coordinaciones colectivas. Insinuó algo de arranque Pratto, pero Insúa no lo acompañaba desde la conducción porque se lo...

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