No les preocupa el conflicto, pero sí la competitividad y las reglas de largo plazo

Pocas veces la postal fue tan repetida. Durante las últimas 72 horas, Ezeiza se transformó en la puerta de ingreso de unos 1200 ejecutivos de todo el mundo. La primera imagen para muchos fue la de la Avenida 9 de Julio con piquetes y hombres encapuchados. Para otros, la de los cortes en Panamericana y 197, con Gendarmería habilitando los carriles para la circulación. Sin embargo, esas imágenes no los impactaron.

En la liga de los ejecutivos internacionales hubo dos equipos muy marcados. Algunos que optaron por bajarse a último momento por el escenario de conflictividad -por ejemplo, Michael Moritz, presidente de Sequoia Capital, uno de los fondos más importantes del mundo- y otros que apostaron por ver con sus propios ojos lo que ocurre en el Buenos Aires "pospopulismo". Quienes no vinieron fue más por la imposibilidad de destinar mayor cantidad de tiempo en sus agendas que por el paro per se.

En el equipo de los que aterrizaron, en tanto, se generaron verdaderas revoluciones en las filiales locales. Al menos 70 CEO globales de multinacionales se mezclaron con más de 300 presidentes de filiales de América latina, en una altura del año donde para muchos se definen los proyectos de mediano y largo plazo.

La rutina de los directivos es casi idéntica. Escalas de no más de tres días, recorrido por las plantas o destinos clave y la elaboración de un informe final con sus propias firmas. Tienen presente de sus reportes la fotografía política y social, pero buscan contrastarla con un consultor externo independiente (economistas, politólogos y líderes de opinión, principalmente) y con los referentes del Gobierno. El ministro de Producción, Francisco Cabrera, y el titular de la Agencia de Desarrollo de Inversiones, Juan Procaccini, figuran a la cabeza entre los interlocutores más consultados.

A la hora de las dudas, el ranking lo encabeza la pregunta sobre un modelo de largo plazo. "¿Por qué tengo que invertir ahora en el país?", preguntó la cabeza regional de una firma de consumo a su interlocutor. La consigna era retórica. De hecho, conocía muy de cerca la cultura local de su última experiencia en 2001-2002, cuando la Argentina le dio dos grandes anécdotas para toda su carrera: "Aquí gestioné cuasimonedas, y de un año de crisis terminal a otro ganamos más dinero que nunca", rememoró con relación al rebote pospesificación asimétrica. "Aún hoy recuerdo esa definición como un hito en mi carrera, y siempre que en la filial me dicen que ahora será...

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