El día no podía ser mejor, pero...

El día no podía ser mejor... A pleno sol, el autódromo nos esperaba para disfrutar de una excelente jornada automovilística. Buscamos las gorras que nos identifican con un par de escuderías y salimos entusiasmados. A las 9.30 estábamos a tan sólo 100 metros de la bajada al Gálvez. Con la entrada a mano, nos preparábamos para ingresar. Había una larga hilera de vehículos, pero eso suele ocurrir cada vez que los "fierros" corren en Buenos Aires. Pasaron los minutos y seguíamos en el mismo lugar. "Tal vez se quedó algún auto", pensábamos. Casi no nos movíamos.A nuestro lado, llegaban decenas de vehículos y cientos de espectadores ansiosos por disfrutar el Súper TC2000. Mientras permanecíamos detenidos sobre la General Paz, lamentábamos que no íbamos a poder ver las pruebas.Las agujas del reloj se movían. Nosotros, no. Lo único que nos entretenía era un Chevrolet Camaro que se llevaba las miradas de todos los presentes. Pero el rápido rodado negro tampoco circulaba, no podía hacer rugir su motor. A paso de niño, el vehículo apenas avanzaba adelante nuestro.Un joven fanático del Camaro, que no dejaba de sacarle fotos, fue quien nos puso en aviso de...

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