'No soy el peor de todos' La despedida de Canicoba Corral

Huyendo de las acusaciones que debieron conducirlo al juicio político, el juez se retira para gozar de su escandalosa impunidadLa discusión pública sobre la independencia de la Justicia y los consiguientes cruces de opiniones adquieren dimensión principalmente porque el ofrece inagotables y nada ingenuos nichos de impunidad. La anunciada salida del juez en lo criminal y correccional federal fue descripta por un colega suyo del siguiente modo: se va el peor de todos. La frase no fue muy feliz. Tampoco lo fue la respuesta de Canicoba Corral:Carece de sentido analizar un ranking tan desgraciadamente disputado, pero sí importa considerar que cualquier discordia por estas vergonzosas posiciones es fiel reflejo de una situación intolerable, cobijada por el oficialismo y la oposición en el órgano asignado al control del desempeño de los jueces. Precisamente, el Consejo de la Magistratura.Sobre Canicoba Corral recaen cinco acusaciones por cobro de sobresueldos de la entonces Secretaría de Inteligencia, incremento patrimonial, enriquecimiento ilícito, pedido de dinero a un imputado y viajes en aviones privados de empresarios.Esos cargos primero fueron examinados por la representante de los abogados y hoy expresidenta de la Magistratura Adriana Donato, quien confesó que fue presionada para detener la investigación. El hecho, de una gravedad inusitada, no produjo la imprescindible reacción de los consejeros, lo que era razonable esperar de un cuerpo que debe garantizar el prestigio y neutralidad del Poder Judicial. Después, las denuncias contra Canicoba Corral pasaron a Juan Pablo Más Vélez, también representante de los abogados, que llegó al Consejo por impulso del expresidente de Boca El dictamen de Más Vélez, del que luego incluso pretendería retractarse, exculpaba a Canicoba Corral de todas las imputaciones, salvo por sus viajes de placer en aviones de empresarios, demasiado difíciles de justificar. No se ocupó de reconstruir la escandalosa evolución patrimonial del juez ni de indagar sobre su ostentoso nivel de vida. Su paupérrimo desempeño abre todo tipo de suspicacias y muestra que ciertas inconfesables acciones del gobierno anterior no están exentas de merecidas responsabilidades. Al conocerse públicamente su opinión, Más Vélez dejó la Comisión de Acusación e intentó retirar su dictamen. Las huellas que allí dejó se fijaron de manera indeleble. Ya era tarde para arrepentirse.A esa impresentable opinión de Más Vélez se aferró el actual...

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