No tenemos que pensar igual

Dos mitos obstaculizan casi toda forma de diálogo entre las personas. El primero es el que sostiene que para que una organización funcione todos debemos pensar igual. Una pareja, un consorcio, una compañía, un país. Sólo podemos seguir adelante si todos pensamos igual, si nos ponemos todos de acuerdo.

Les voy a dar una mala noticia. Nunca nos vamos a poner todos de acuerdo. Es imposible. No sólo porque los asuntos sobre los que nos formamos una opinión son innumerables y muy variados, sino también porque nuestro parecer muta qual piuma al vento. Incluso si se alinearan los planetas y durante una millonésima de segundo todos coincidiéramos en los mil asuntos de la política, en la decoración del dormitorio, en los métodos más adecuados para combatir la inflación, en el destino que elegiremos para las vacaciones o en cómo se originó el Universo, enseguida alguien cambiaría de idea y el castillo de naipes del estar todos de acuerdo se vendría abajo.

Vamos, quizá soy el único al que le ocurre, ¿pero no han sentido muchas, muchísimas veces, que opinan tres o cuatro cosas diferentes y contradictorias sobre una misma cuestión? No, no tenemos que pensar igual. Sólo tenemos que pensar. Alcanza con que todos nos pongamos a pensar.

Pero es allí donde se nos cruza el otro mito, y este es todavía más nefasto. Lo advertí hace unos días, cuando le hice una entrevista pública (la tercera desde 2009, en rigor) a Marcos Galperin, fundador y director ejecutivo de MercadoLibre. Sobre el final, uno de los asistentes le preguntó, agudo, cómo lograba, vistos su historial de éxito y su encumbrada posición en la compañía, que su palabra no fuera tomada como verdad revelada.

Galperin describió entonces un esquema en el que el planteo, el debate y la diversidad de ideas se fomentan mediante un procedimiento estandarizado. Entonces me di cuenta de algo. En muchas de estas compañías de última generación importa menos el poder que la búsqueda de la verdad.

Exactamente al revés de lo que ocurre en gran parte de las controversias humanas. Las polémicas. Los altercados conyugales. Los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR