No hay modelos; hay estilos

Prescindamos por un momento del tono con el cual la volvió a reservarse anteanoche el http://www.lanacion.com.ar/1661312-las-frases-mas-fuertes-del-discurso-de-cristina-kirchnersupuestamente redituables del Gobierno. Nadie quisiera que ese tono fuera el del humor con el cual el conductor de un vehículo transporta por rutas riesgosas a los atribulados pasajeros. Prescindamos, de igual modo, de la singularidad de que alguien esté dispuesto, en un mismo discurso por televisión y radio, o sea, a ojos y oídos de todo el mundo (de todo el mundo dispuesto a encadenarse) a patentizar su irritabilidad con actores de tan diversa naturaleza: empresarios, sindicalistas, medios de comunicación no oficialistas... Prescindamos, también, de las versiones de que esa excitación se concentra en privado en los deplorables logros de algunos de los colaboradores próximos y en la gente (más de dos tercios) que no supo comprender la gestión oficial en las elecciones perdidas en octubre pasado: que sería como admitir que uno está enojado consigo mismo.Esa masa crítica de elementos significativos para evaluar las posibilidades del destino inmediato común a los argentinos puede ser dejada de lado, por un momento, para detenernos en sólo un punto: el grado de confiabilidad que puede suscitar hoy el Gobierno. Por una vez, la Presidenta habló de inflación, síntoma brutal, en primer lugar, del descontrol del gasto público. Pero, en lugar de haberse hecho cargo de la irresponsabilidad con la cual se han instrumentado las políticas públicas que han llevado a la actual situación, volcó culpas en afectados que procuran amortiguar los efectos de la impericia administrativa. No hay recursos que alcancen, a este paso, para llenar el barril sin fondo de un gobierno que ha elevado la presión tributaria a una de las tasas más altas del mundo. ¿Qué porvenir quiere dejárseles por este camino?Si hay un modelo económico, como insiste el oficialismo en su recurrencia en frases trilladas, es un mal modelo. Ha sido denunciado por la atrocidad de las consecuencias hasta por economistas internacionales que habían sido prudentes en exceso en juzgar la mala praxis que no es de hoy, sino de años. Un modelo debe ser, por definición, ejemplar, y no puede revestir nunca características paradigmáticas un conjunto de normas adoptadas, con más...

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