De eso no se habla: la dinámica incestuosa en las empresas
Las firmas incestuosas castigan la crítica
En su obra Tótem y Tabú , Sigmund Freud define una relación incestuosa como aquella que mantienen los miembros de un clan que se identifican con un mismo símbolo o "tótem". Según explica el padre del psicoanálisis, cuando se trata de grupos se sustituye el parentesco consanguíneo por el totémico.
A nivel organizacional, hablamos de incesto cuando la dinámica incestuosa hace que los miembros de una empresa interactúen entre sí y se aíslen del mundo exterior. Una organización incestuosa posee los genes de su propia destrucción.
El aislamiento externo y la formación de silos internos; la falta de capacidad crítica y la autoadulación; limitar la incorporación de nuevos miembros a personas jóvenes y con " fit cultural" (o "cerebro a medida"); sentimientos de xenofobia por aquello que es extraño a la empresa; la influencia de ideologías religiosas o políticas en temas de negocios, y otras conductas similares son relaciones incestuosas. Analicemos algunos casos críticos.
Organizaciones religiosas
Es bastante habitual que corporaciones religiosas y políticas intenten y logren tomar el control de empresas y así consigan imponer sus valores. Con el tiempo, nace una secta homogénea de empleados con bloqueos mentales que les impiden ver y entender lo que sucede más allá de las paredes de sus muros ideológicos.
Si consiguieran el control podría suceder que, por ejemplo, en el ámbito de la salud prohibieran a los médicos de sus clínicas recetar medicamentos o realizar prácticas de probada efectividad, pero contrarias a sus creencias. O, a nivel educativo, podrían inducir a sus profesores a priorizar lo religioso sobre lo académico, o colocar en sus claustros una gran mayoría de hombres "ejemplares" (aquellos que cumplen a rajatabla con el modelo de ideal moral del conjunto), al tiempo que relegan a las mujeres a tareas de menor jerarquía o salario. Estas instituciones expulsarían arbitrariamente o no contratarían a aquellos "desviados" de sus creencias, como, por ejemplo, los divorciados o las personas pertenecientes a la comunidad LGBT.
Para evitar las consecuencias legales que estas prácticas discriminatorias tendrían, las reprimendas se tomarían con mucha sutileza y reserva. Debido al temor a mudas represalias, los afectados no se atreverían a denunciar sus casos a la prensa o a organismos como el Inadi o similares.
Gracias a las redes sociales les resulta cada vez más difícil sostener el statu quo . Como en...
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