¿No se enseña ni se aprende de verdad? La desafiante teoría de que la educación argentina es solo un gran simulacro

Solo el 50% de los alumnos termina la escolaridad obligatoria en el país

En la Argentina , solo el 50% de los alumnos termina la escolaridad obligatoria . Quienes lo hacen, salen de la escuela con problemas de lectoescritura y sin las habilidades o los conocimientos básicos para ingresar a un mercado laboral contraído, que ofrece pocas oportunidades. Y los docentes -mal formados, mal pagos- han desatendido la función primordial de enseñar, exigir y evaluar. En suma, en nuestro sistema educativo se aprende poco y lo que se aprende no es lo que requiere el mundo contemporáneo. A este acuerdo implícito en el que el alumno hace que aprende y el docente hace que enseña, Guillermina Tiramonti , experta en educación e investigadora de larga trayectoria, lo ha denominado " el gran simulacro ".

"Que lo chicos terminen la primaria no significa que estén alfabetizados (…) También es un engaño para los chicos que terminan la secundaria y creen que su título es suficiente cartón de pase para entrar a un trabajo", sostiene Tiramonti. "Durante todo ese tiempo se simuló que se enseñaba y los chicos simularon que aprendieron", agrega.

Tiramonti, que ha sido docente en escuelas secundarias y universidades, y directora del área de Educación de Flacso , analiza el naufragio de la educación argentina en su flamante libro El gran simulacro (Libros del Zorzal). Allí, denuncia el avance del asistencialismo en las aulas, el desarrollo de una pedagogía de la compasión que desatiende el aprendizaje de los alumnos, el menosprecio por las exigencias y evaluaciones, y el abandono de toda idea de cambio. "Como en algún momento tuvimos un sistema educativo realmente modelo para América Latina , creemos que lo que hay que recuperar es esa escuela . Y no: podemos querer recuperar ese lugar en América Latina, pero para eso tenemos que cambiar la escuela", sentencia.

"Somos reacios a las evaluaciones y cuando las hay, las discutimos y tampoco les creemos mucho", explica Guillermina Tiramonti

—¿Por qué define a la educación argentina, que hace décadas está en crisis, como un gran simulacro?

—La idea que está detrás del simulacro es que hemos montado una escena escolar con una serie de actores que se supone que están transmitiendo un conocimiento o incorporando a las nuevas generaciones al conocimiento acumulado por la sociedad y eso no sucede. Somos reacios a las evaluaciones y cuando las hay, las discutimos y tampoco les creemos mucho. Se supone que cada uno cubre una función dentro de ese sistema, pero el resultado es que los chicos aprenden poco. Cuando un chico está 11, 12, 13 años en la escuela y no es capaz de leer fluidamente, yo no tengo otra respuesta que la del simulacro: durante todo ese tiempo se simuló que se enseñaba y los chicos simularon que aprendieron. Los chicos desarrollan estrategias para mantenerse en el aula , aunque no hayan aprendido a leer, por ejemplo, y los docentes los invisibilizan y siguen dando clases con el grupo que los sigue. Y así van pasando los años. El 90 y pico por ciento de nuestros chicos terminaron la primaria, pero terminar la primaria no significa ni siquiera que estén alfabetizados.

—El concepto de simulacro conlleva una idea de fiasco y de estafa.

—Si un país está invirtiendo el 5% o más de su PBI en sostener el sistema educativo y resulta que eso no pasa, no puedo llamarlo más que una estafa, un engaño . Pero también es un engaño para los chicos que terminan la secundaria y que creen que su título es suficiente cartón de pase para entrar al trabajo. Y eso no pasa. No solamente porque en este país hay pocas oportunidades de trabajo, sino porque cuando encuentran una oportunidad resulta que sus conocimientos y sus recursos no son suficientes para...

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