No cambiar de país, no cambiar de tema

Palabras pronunciadas anoche por el autor, en el acto de entrega de los Premios LA NACION-Banco Galicia a la Excelencia AgropecuariaDesde hace años una de las tareas que me resultan más gratas es renovar el compromiso de LA NACION con la excelencia agropecuaria. Contamos para eso con la historia del diario, y en este caso, con la compañía amistosa de Banco Galicia.Cuando se está a las puertas de un cambio de gobierno todos nos preguntamos qué será del país, qué será de los sectores que lo integran, qué será de la suerte de cada uno de quienes lo habitan. Samuel Goldwin, uno de los ases de la producción de películas en Hollywood, le echaba sal a la incertidumbre. Decía que nada es más difícil que formular pronósticos, sobre todo cuando conciernen al futuro.Tenemos sobrada experiencia como para no contradecirlo. En estos tiempos vemos a los más listos entre los productores debatirse en perplejidad sobre qué hacer con los granos y las carnes. Si vender para anticiparse al riesgo por un aumento futuro de las retenciones, o no vender, ya que si se desdoblara eventualmente el mercado cambiario esa anticipación podría no servir de mucho según cuales fueren los términos de ese desdoblamiento sobre el que hay especulaciones, pero ninguna certeza. Lo que sabemos es que América Latina produce suficientes materias primas como para que el alza de sus precios en los primeros años del siglo XXI la hiciera crecer y elevar de esa forma, del 22 al 37 por ciento, la composición de las clases medias en la población. Hoy, los vientos soplan en otras direcciones y avivan algunos de los fuegos que agitan la región.De modo que en un acto de premiación a los mejores actores dentro de las disciplinas esenciales que integran la actividad agropecuaria, lo que cuadra en circunstancias como esta es atenerse a describir el contexto específico en que se obtendrán las notas de excelencia. Observamos así que los distinguidos con los más altos galardones han actuado en un contexto competitivo de máxima exigencia.¿Quién podría controvertir, acaso, la afirmación de que el campo se comporta como uno de los sectores más genuinamente, más seriamente capitalistas de la Argentina? El campo invierte. El campo arriesga e innova. El campo agrega valor, compite y subsiste sin subsidios, y sin otras protecciones -a veces menguadas por nuestros vecinos- que las impuestas por las reglas del mercado regional que nos asocia, el Mercosur. Si alguien instituyera, al menos por una vez, el...

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