Una niñez silenciada

Inmerso en su cuarentena italiana, el prestigioso pedagogo Francisco Tonucci denuncia sin ambages que en estos tiempos de pandemia los políticos no tienen en cuenta a los niños para tomar sus decisiones. A excepción de países como Finlandia o Nueva Zelanda, liderados por mujeres, donde sí se los escuchó, "los niños no están en la agenda", lamenta. Y no se trata de que no se ame a los niños, sino que se ignoran sus necesidades y sus deseos. Ellos tienen mucho para decir y muy pocos los están escuchando.El propulsor por más de 20 años del proyecto de la Ciudad de los Niños (www.lacittadeibambini.org/es/) ha pedido que se convoque a los consejos de niños para conocer lo que piensan y sienten en las urbes que integran la red que funciona en Europa y Latinoamérica, y promete publicar sus respuestas. Del resultado de esta investigación adelanta tres conclusiones. Lo que los chicos más extrañan son los amigos: "A la primera persona que visitaría sería a un amigo". Disfrutan de pasar más tiempo con los padres y aprender junto a ellos cosas nuevas en la casa, un auténtico redescubrimiento de la vida en familia. Y, además, "están hartos de los deberes". Claramente a los chicos no les gusta la nueva metodología educativa que la cuarentena ha impuesto, por lo que Tonucci no augura buenos resultados y ha propuesto alternativas pedagógicas para sacar provecho de creativos aprendizajes domésticos, como ya reflejamos en una columna anterior. Los propios chicos expresan: "La cuarentena se llevó lo mejor de la escuela y solo dejó lo peor: la tarea". ¿Quién los está escuchando?Cultor de un urbanismo sensible, Tonucci agrega: "Lo peor del confinamiento para los niños debería ser no poder salir a la calle, pero es mentira porque, lamentablemente, antes tampoco salían". Coincide en cierta forma con lo que postula el periodista norteamericano Richard Louv cuando habla de un nuevo trastorno infantil muy propio de las ciudades: el déficit de naturaleza. No hay dudas de que los más pequeños viven el aislamiento con mayor pesar que los adultos, y esto ya es decir mucho en la Argentina, a más de 70 días del inicio de la cuarentena.Incluso por fuera de esta pandemia, debemos reconocer que para los niños citadinos contemporáneos el espacio del encuentro con otros se ha visto prácticamente circunscripto al ámbito educativo. Atrás quedaron los amigos de la cuadra que poblaban la infancia de sus mayores, por ejemplo. O las escapadas al parque o a la cancha del barrio...

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