K en el nido de la serpiente

AutorPilar Raholo
CargoDoctora en Filología Hispánica y Filología Catalana por la Universidad de Barcelona
Texto

¿Cómo lo ves?, me espetan, con zozobra, las heterogéneas voces que conforman mi paisaje argentino. Y me invitan a una reflexión serena, quizá con la esperanza de que mi condición de extranjera aporte una mirada singular. Lo cierto es que percibo lo contrario. Mi inevitable extranjería incomoda mi sentido crítico, atenazado por el pudor de meterme en casa ajena, y el lógico respeto al amable país que me acoge.

Sin embargo, por su importancia geoestratégica y por el liderazgo que tiene el país en el pensamiento global, lo que ocurre en la Argentina , ocurre en el mundo, y reflexionar sobre ello forma parte de la agenda de todo analista. Así ha sido con los artículos internacionales sobre los acontecimientos argentinos. El común denominador de todos ellos obliga a una doble conclusión: la Argentina es importante; y lo que ha ocurrido, ha preocupado mucho.

Para muestra, dos botones significativos. El editorial del diario El País , que subtitulaba: 'El final de la huelga deja un inquietante poso sobre el estilo político de la Presidenta', y el artículo de The Wall Street Journal : 'Los Kirchner controlan el Poder Judicial, el Congreso, el Banco Central, la policía y el gasto en las provincias. La única avenida que quedó libre para expresar disconformidad es la desobediencia civil, y ese camino también se estaría cerrando'.

Por supuesto, estos artículos y otros muchos que han salpicado los periódicos de todo el mundo, con notable y sorprendente unanimidad, pueden ser tipificados de obras de 'enemigos del pueblo', especialmente por aquellos que creen que el pueblo es de su posesión.

Pero lo cierto es que el ruido argentino ha traspasado fronteras, ha ocupado reflexiones y ha preocupado conciencias. Por mucho que mi admirado amigo Marcos Aguinis hablara del mito de Casandra, que gritaba sus verdades y la tomaban por loca, lo cierto es que puede estar tranquilo. O aún más intranquilo: no sólo Casandra grita que la Argentina no va bien. Acepto, pues, la invitación de mis amigos y aporto mi mirada particular, quizá con la intención de patear aún más el tablero de las ideas. Por supuesto, no analizaré lo concreto, diseccionado estos días por notables periodistas argentinos. A ustedes corresponde la lupa cercana. Pero con la lupa lejana, la realidad política argentina adolece de algunos males, cuya derivada parece una carrera enloquecida, cuesta abajo

'¡Es la economía, estúpido!', gritó James Carville, asesor de la exitosa campaña...

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