Ney Matogrosso, un ícono de la revolución sexual y musical de los años 70

RÍO DE JANEIRO.- En Cinelândia, una zona comercial en la frontera con Lapa y el casco histórico de Río de Janeiro, un pequeño grupo de sambistas jóvenes y viejos cantan delante de una cervecería sencilla a las seis de la tarde. No es alegría lo que se percibe, sino la saudade de una felicidad lejana que suspira en ritmo de samba y funciona como válvula de escape. A cien metros, la leyenda de la música brasileña Ney Matogrosso, el dueño de ese famoso registro de contratenor, ese timbre femenino que le dio esa personalidad inigualable, contempla por el ventanal del Teatro Municipal el aletargado ritmo del sábado, como buscando una señal sobre el ambiente que reina en el país.

"Cuando hice el disco Atento aos sinais (Atento a las señales) fue el primero con el que quise intencionalmente conectar con el ahora, con el hoy, con el mundo en este momento. Yo nunca tuve esa intención. Siempre fuí en mi viaje, paralelo al mundo. Era yo, con mi historia. Y ahora quise colocarme en contacto con Brasil. Claro que no hago un show de protesta. Pero, soy crítico. Soy crítico del gobierno de Brasil y soy crítico de todos los políticos que gobiernan el mundo: Trump, Putin, todos los que están en el poder, son muy cuestionables". Ney enfatiza cada palabra con un gesto de rechazo.

Faltan dos horas para que comience el concierto número 200 de su gira, ésa que la traerá el 11 de mayo al Gran Rex de Buenos Aires. A los 75 años, el hombre que abrió en los setenta las puertas de la percepción psicodélica y la libertad sexual con la banda Secos & Molhados, el primer fenómeno del pop rock carioca en plena dictadura militar brasileña, sigue teniendo la actitud irreverente de sus inicios y mantiene una vigencia admirable.

"En aquel momento que salí del anonimato me transformé en un artista que se manifestaba con la mayor claridad, verdad y libertad, en un contexto que no se permitía ser libre. Ninguno me concedió esa libertad. Yo fui a buscarla. Sabía que estaba confrontando con cosas serias, gente que podía mandarme a tirar vivo de un avión, en medio del mar. Pero nunca huí. Siempre me interesó defender la libertad de expresión y las libertades individuales de las personas. Yo osé ser libre hasta hoy", dice, con orgullo, Ney de Souza Pereira, un hombre de aspecto frágil y mirada inquisidora, que es un animal de escenario.

Rita Lee dijo de Ney Matogrosso: "Es nuestro David Bowie". La comparación coincide con esa visión estética y transformista del arte. Sus excéntricos...

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