Newell's, la única luz en un semestre digno del olvido

Habría sido más fácil organizar un anuario de cine. O, tal vez, encerrarse en el archivo político. Tanto material dio la temporada 2012/13 del fútbol argentino que hubo que desmenuzarlo y seguirlo con binoculares. No se supo bien qué atender primero. Si el hidalgo título de Newell's o la caída del gigante, Independiente, que, por primera vez en 108 años, jugará en la B Nacional. Si las suspicacias por los descensos que envolvieron a la AFA o las ácidas declaraciones de cada uno de los personajes, término nunca mejor aplicado. Si los casos de violencia, algunos fatales, o los amagos por solucionarlos, por ejemplo, sin público visitante en las últimas fechas. De sainete y conventillo. De dramatismo, bien entendido, deportivo, claro, y de trama de suspenso. Cada uno tomará la página del guión que le parezca más verosímil. Pero sí, habrá que convencerse, también quedaron piezas que simularon una fascinante ciencia ficción. Lágrimas, de emoción o tristeza, metamorfósis y cambalache.Qué lejos quedó aquella vuelta olímpica de Vélez ¿Nadie la recuerda? Pero si fue hace seis meses, nomás. En nombre del proyecto. De un presidente, Miguel Calello. De un manager, Christian Bassedas. De un DT, Ricardo Gareca. Y de un plantel enfrascadado con la causa. Fueron los primeros en anotarse para la superfinal del domingo próximo, en Mendoza, contra Newell's. Tardó en definirse en los escritorios de la AFA, pero, en el apartado de las desprolijidades, quedó confirmado que se jugará. De ahí a sentirse un supercampéon habrá un trecho.Todos aplauden el paso de Newell's, que, además de consagrarse campeón local, jugará las semifinales de la Copa Libertadores frente a Atlético Mineiro. Puede en dos frentes y está rompiendo con el mito del desgaste físico, de la rotación y de los "dos equipos". Un poco de lustre se perdió en la campaña con la eliminación en la Copa Argentina, ante Talleres, de Córdoba, y con la despedida en Rosario, con una derrota ante Argentinos por 1-0. Pero nadie les quitará los méritos a Gerardo Martino y sus muchachos. El mismo Tata que una y otra vez criticó la organización y la histeria del fútbol argentino y que, una y mil veces, elogió a sus jugadores; por ejemplo, Ignacio Scocco, uno de los goleadores del Final, con 11 tantos, los mismo que Emmanuel Gigliotti, de Colón. Eso, sin contar que Martino casi se toma a golpes con el árbitro Juan Pablo Pompei, en la derrota con Arsenal por 2-0. A propósito, el propio Scocco, vía Twitter, igual que Fabián Cubero...

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