Por qué negar que el peronismo es un populismo

Cuando, hace unos años, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner visitó la New School, la universidad de Nueva York en la cual soy profesor de historia, alguien le preguntó sobre la utilidad del populismo para entender la política. Ella respondió que términos como populismo son típicos de aquellos que quieren interpretar la política pero que no la entienden, pues no la conocen desde adentro, es decir, no son políticos. No es difícil entender este rechazo peronista de un término que le quita originalidad a su tradición política a la que vez que plantea serias dudas sobre sus credenciales pluralistas.

Pero la Presidenta no está sola en su rechazo del término. Para muchos argentinos, la Argentina es muy especial, es misteriosa y, por sobre todas las cosas, es diferente al resto del mundo. En una suerte de traducción histórica de la irónica idea borgeana de que la milonga y el dulce de leche son exclusivamente nuestros, el nacionalismo, el uriburismo, el radicalismo y, por sobre todas las cosas, el peronismo son presentados como ajenos a toda conceptualización que arrime nuestras experiencias históricas criollas a un contexto transnacional que necesariamente engloba sus originalidades para matizarlas, para ver que también corresponden a tendencias que van más allá de nuestras provincias y fronteras. La Argentina es tan original como el resto de los países y sus experiencias históricas pueden ser mejor entendidas a partir de este reconocimiento.

Es cierto que en nuestro país se habla todo el tiempo de fascismo y populismo sin pensar en casos históricos concretos. También es cierto que estos términos son muchas veces usados como adjetivos, como insulto político y no como categoría analítica para comprender la realidad pasada y presente.

Pero la crítica a este uso general del término lo identifica con estas generalidades a la vez que evita reconocer los matices que una mirada transnacional ofrece al análisis. El concepto se confunde con sus usos. Se argumenta entonces que si el populismo es mal utilizado como concepto, debe ser descartado de plano. En este marco, el peronismo adquiere una originalidad sui generis que a decir verdad sólo existe para sus seguidores. No somos tan diferentes al resto del mundo.

Así, una mirada entendiblemente negativa sobre los usos del populismo concluye normativamente que éstos no se corresponden con la práctica de los historiadores y, por lo tanto, proscribe su uso presente y futuro. Lo que se pierde en estas...

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