Un necesario y positivo cambio de actitud

En momentos cruciales como el actual, es vital que los principales actores políticos coincidan en que el diálogo es tan necesario , incluso en el medio de un proceso electoral. Ni los objetivos partidarios, ni las ambiciones de poder personales, ni las especulaciones políticas pueden ser antepuestas a la necesidad de blindar a las instituciones de la República para que se cumplan todos los pasos para el adecuado funcionamiento de la democracia y para evitar que la desconfianza termine agravando más la situación socioeconómica.Debe verse como una saludable rectificación que, en su mensaje de ayer a la ciudadanía, el presidente Macri haya pedido , en que no ocultó su enojo con el resultado de la votación en las PASO y atribuyó exclusivamente al avance del kirchnerismo en las urnas las turbulencias en el mercado cambiario y bursátil.Aun cuando la interpretación sobre las razones de la turbulencia financiera que hizo en un primer momento el jefe del Estado coincida con la de la gran mayoría de los analistas políticos y económicos, la responsabilidad de un presidente va mucho más allá. Un primer mandatario no puede comportarse como un simple analista, sino que de él se esperan señales de serenidad y firmeza para enfrentar este tipo de situaciones, independientemente de sus causales. Por eso, su aclaración de ayer debe ser bienvenida.El diálogo telefónico que Macri mantuvo en la víspera con el candidato presidencial del Frente de Todos (FDT), Alberto Fernández, es también un paso alentador. De acuerdo con lo informado por el titular del Poder Ejecutivo Nacional, a través de su cuenta en Twitter, se trató de una "buena y larga conversación" y que su rival en las urnas "se comprometió a colaborar en todo lo posible para que este proceso electoral, y la incertidumbre política que genera, afecte lo menos posible a la economía de los argentinos".Más tarde, Fernández destacó la importancia de llevar calma y aseguró que "el Presidente tiene que llegar al 10 de diciembre".No debería esperarse otra cosa de alguien que, como Fernández, no debería desconocer, al menos íntimamente, que su fuerza política es percibida con desconfianza por parte de inversores, en gran parte por...

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