Una Navidad bajo el agua y lejos de casa
Concordia.- En escuelas en cuyas aulas están los muebles, la ropa y demás bienes que pudieron subir al camión antes de que el agua invadiera sus casas. En improvisados campamentos a la orilla de "la crecida" o con familiares que les dieron lugar cuando tomaron la difícil decisión de irse de sus viviendas. Así pasaron ayer unos 10.000 concordienses la Navidad, en medio de la peor inundación que vive esta ciudad desde 1959, provocada por las extraordinarias lluvias a todo lo largo del río Uruguay.
"Hace 20 años que vivimos en este barrio y nunca nos pasó algo así. Lindo no es, pero lo importante es que estamos todos juntos. Hay que lucharla. No queda otra. Es la naturaleza", dijo a LA NACION Hugo Pérez, de 62 años, escoba en mano. Ayer por la mañana, Pérez se entretenía barriendo el asfalto sobre el que su familia y algunos vecinos instalaron casas rodantes, carpas y sillones, a metros de sus viviendas.
Su hija Roxana y su yerno, Mariano Mataloni, pasaron la Nochebuena en el auto. "En la casa aún hay cosas que colocamos en altura. Nuestras hijas fueron a dormir a lo de su abuela; nosotros nos quedamos por temor a que alguien venga a robar. Por eso tampoco aceptamos ir a un centro para evacuados", dijo Roxana. Se refería a los 60 espacios -escuelas, sedes del Ejército o de otras instituciones- dispuestos por la Municipalidad para alojar a los afectados, donde recibieron a Papá Noel.
Uno de ellos es la escuela Profesor Felipe Gardel N° 51. "Un señor estaba distribuyendo juguetes y me dio ésta", contó Aquiles Jardín, de 9 años, evacuado en el lugar, mientras señalaba una pelota de plástico multicolor. Minutos antes, disfrazado como Santa Claus, Jorge -el hermano de la ordenanza- lo había despertado tocando a la puerta del aula en la que fueron ubicados él y sus padres, Isabel y Diego Jardín. Bomberos, gendarmes y voluntarios los ayudaron a trasladar sus pertenencias desde el vagón abandonado al que se habían "mudado" hacía tres días, en uno de los 50 camiones que consiguió la Asociación de Bomberos Voluntarios local.
Los camiones fueron solicitados a Vialidad provincial y a la Cámara Empresaria de Transporte. "Es admirable la cantidad de gente que vino a ofrecer su ayuda y traer donaciones a nuestro cuartel. También profesionales y personas que llegaban en autos de alta gama y se subían a los camiones para ir a dar una mano. Llevo 23 años en la asociación y nunca vi una cosa así", expresó Oscar Arce, presidente de los bomberos voluntarios.
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