Junín entre Suárez y Necochea

El 6 de agosto de 1824, los integrantes del ejército republicano -comandados por Simón Bolívar- se aprestaron para el combate. El terreno de enfrentamiento -la pampa de Junín- era una planicie con desniveles y un pantano que jugaba a favor de los soldados del rey, dirigidos por el francés José de Canterac.El jefe realista disponía de una caballería invencible en la que depositaba una confianza ciega. Por ese motivo resolvió que su artillería se mantuviera a distancia y no interviniera. Bolívar tampoco usó sus cañones, pero porque los tenía marchando con retraso a mucha distancia. Junín fue un enfrentamiento en el que sólo se emplearon armas blancas: se peleó sin disparar un solo tiro.Bolívar ordenó a Mariano Necochea y sus 900 granaderos de Colombia que iniciaran el ataque. Del otro lado, Canterac dispuso que el coronel Eguía, al mando de los granaderos de Fernando VII, se ubicara al frente.A las 14 se produjo uno de los momentos más impresionantes que puedan darse en un combate: el espantoso choque de dos caballerías de frente. Los hombres de Necochea se estrellaron contra las lanzas de los invencibles jinetes de Eguía. Perforado por al menos siete lanzazos más cuatro sables, Necochea buscó escapar aferrado al cogote de su animal, pero cayó abatido. Intentó cubrirse de los golpes de los caballos que forcejeaban por ganar el empuje. Esa pulseada la ganaron los realistas. Los granaderos de Colombia retrocedían, sin posibilidades de salvar al jefe. Un soldado enemigo lo reconoció y lo cargó en sus ancas, no tanto para salvarle la vida como para convertirse en su cazador.El desbande...

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