Cómo Joaquín Furriel aprendió a decir menos

"Ya estaba resignado. Pensaba: «Nunca voy a hacer cine. Estoy grande, ya pasó el momento para mí». Es que los directores con los que me interesa trabajar no me convocaban o no me llegaban guiones de películas en las que me hubiera gustado estar. Y hacer cine por el sólo hecho de hacerlo, no me parecía. Recién ahora, a mis 39 años, apareció esta historia." Lo dice Joaquín Furriel, que pasó de hacer el duelo por una carrera cinematográfica que no lograba hacer arrancar a protagonizar Un paraíso para los malditos, el film que Buena Vista estrenó anteayer. En la película, escrita y dirigida por Alejandro Montiel, interpreta a Marcial, un personaje misterioso, taciturno, alguien que no dice una palabra de más y que hasta parece tener contados los pocos gestos que hace."Es un enigma. Por la falta de obviedad del guión, que tiene mucho de thriller, noté un riesgo por parte del director. No se sabe de dónde viene ni qué le pasó y al mismo tiempo eso invita a usar su imaginación. Ése fue el punto donde la película me terminó de atrapar. No estaba seguro como actor si lo iba a poder resolver, si le iba a enganchar la dimensión a este personaje, justamente, por su misterio. Había que darle vida al enigma porque no podés actuar todo el tiempo de silencioso", explica el intérprete, que por estos días graba la tira Los papis, que se verá en enero por Telefé.En pantalla, la falta de explicaciones sobre el personaje y las razones por las que empieza a trabajar como sereno en una fábrica desolada en la víspera de Navidad se traducen en una intriga que crece sin necesidad de palabras. Pura acción que conecta al protagonista con dos personajes -interpretados por Maricel Álvarez y Alejandro Urdapilleta- que lo transformarán para siempre.La soledad del hombre que observa desde su torre polvorienta lo que sucede en una calle como cualquier otra del conurbano bonaerense, dice el actor, le marcó el camino. "Me sentía presente si empezaba a indagar sobre la soledad. La posibilidad de hacerse más interrogantes de los que uno se hace en la vida cotidiana es algo que me atrae mucho de mi trabajo."Acostumbrado a navegar con soltura entre proyectos televisivos y teatrales, gracias a Un paraíso para los malditos , Furriel siente que está explorando un territorio nuevo, uno que hasta ahora sentía ajeno. Tanto que, a pesar de haber participado de otras dos películas antes - Ni D ios, ni patrón, ni marido y Verano maldito -, considera este film su debut cinematográfico, tal vez...

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