¿Música estatal o privada?

La Usina del Arte (espacio de la ciudad de Buenos Aires ubicado en el barrio de La Boca), que administra el gobierno porteño, ofrece cerca de 300 conciertos gratuitos por año, de muy buena calidad. Además, coproduce shows con productores privados con entradas mucho más económicas que las del circuito comercial. Por otro lado, en el centro geográfico de la ciudad, el anfiteatro del parque Centenario aumenta cada año su programación, que es gratuita. Allí se presenta habitualmente la Orquesta del Tango y el próximo miércoles la Filarmónica de Buenos Aires interpretará la Novena Sinfonía de Beethoven.

En cuanto a la producción del gobierno nacional, la programación musical que ofrece en la Biblioteca Nacional o en el Centro de la Música suele ser de excelente nivel. Además, por estos días culmina en Tecnópolis una serie de conciertos dentro del Encuentro de la Palabra (son casi 50) con agendas temáticas, como el ciclo de Canciones Prohibidas, el de Cruces (algunos verdaderamente imperdibles) y La Música Interior (una joya folklórica que coordinan Liliana Herrero y Juan Falú).

Hay más. Próximamente, el flamante Centro Cultural Kirchner abrirá las puertas de su magnífica sala, donde tendrá su sede la Sinfónica Nacional y donde seguramente habrá una abundante programación. A esto hay que sumarle los conciertos sin cargo programados por el Estado en espacios privados, como el Auditorio de Belgrano. Una semana atrás se presentó, por primera vez en la Argentina, la obra Bronca Buenos Aires, que Jorge López Ruiz escribió en 1969 y que nunca pudo llevar a un escenario local por la censura de la época. Esa presentación fue posible gracias a la gestión pública. Por el tipo de obra y por una cuestión de costos, difícilmente una empresa privada habría podido emprender un estreno de estas características.

Celebremos que el Estado (el de la ciudad de Buenos Aires, el de cualquier otro municipio o provincia, y el de la Nación) esté presente con música. Pero, ¿con tanta oferta gratuita no se corre el riesgo de afectar el trabajo de los músicos y productores independientes?

Vale preguntarse si el público debe acostumbrarse a que la música en vivo sea gratuita. Por otro lado, se sabe que no es lo mismo la escucha gratuita de discos que de conciertos. La escucha sin costo de CD suele ser por descarga ilegal. En cambio, a pesar de que no se paga por asistir a los conciertos, el músico y el productor cobran por su trabajo mediante un contrato que tienen con el...

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