El mundo nos observa con espanto

Hace veinte días éramos para el mundo un punto ciego, apenas un comentario al margen, acaso el cliché de una larga y enigmática decadencia. Hoy somos un estruendo que combina luctuosas sospechas con inquietantes frivolidades de república bananera. Estamos de pronto bajo la lupa de todos, y los bochornos domésticos que ya teníamos naturalizados salpican ahora con la fuerza de la las páginas de los diarios influyentes y despiertan el asombro hilarante y a veces directamente el espanto de la opinión pública internacional. Esto tiene su lógica y su dinámica. En las principales capitales de Occidente primero se enteraron de que un fiscal denunciaba a de haber perpetrado una oscura operación de encubrimiento a favor de varios sospechosos de terrorismo. Luego leyeron que ese fiscal aparecía baleado en vísperas de dar a conocer su pesquisa. Y más tarde vieron cómo el jefe de Gabinete rompía ampulosamente un diario para negar una información, que un día después era confirmada. Ese gesto teatral y autoritario también fue noticia planetaria y no hizo más que potenciar el núcleo del asunto: habían hallado en el cesto de basura de aquel fiscal un primer borrador (luego desechado) en el que evaluaba pedir la detención de Cristina Kirchner. A continuación, sin el mínimo recreo, en medio de este denso clima de duelo nacional y de graves suspicacias, descubren que esa misma presidenta viaja de buen humor a China y hace bromas desde su cuenta oficial acerca de las dificultades que los chinos tienen para pronunciar el español. Y entonces todo parece saltar por los aires. Es que nosotros estamos muy acostumbrados a esa clase de insensibilidad macabra y a las oscilaciones emocionales de la patrona de Balcarce 50. Ya descontamos además que el lenguaje de un estadista aquí se puede deslizar hacia una mera lengua canyengue y en ocasiones revanchista, anecdótica o vacua. Pero para la comunidad global que ahora nos vigila todo eso resulta una sorpresa mayúscula e indignante. "Es de lejos el peor tuit de una líder mundial que usted pueda leer hoy", escribió The Independent. La legendaria revista The New Yorker aludió a las perturbaciones anímicas y a la "conducta disfuncional" de la jefa del Estado, y citó una frase antológica del gran cronista Jon Lee Anderson sobre el derrotero de Cristina: "Una mezcla de tragedia griega y ópera bufa".

El caso Nisman y las desventuras de la mandataria estuvieron entre las diez informaciones más leídas del Financial Times y The...

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