Muchas manifestantes eligieron no hacer tareas domésticas como una forma de protesta

¿Cómo sería un mundo sin mujeres? Al menos por un día, mejor dicho por unas horas, los argentinos tuvieron la posibilidad de experimentar algo parecido cuando miles se sumaron al 8-M, el Paro Internacional de Mujeres.

"Hoy decidí no hacer nada de lo que hago a diario en casa por ser mujer. Trabajé desde casa, pero no hice ninguna de las tareas consideradas femeninas. No hice la cama, no cociné, no lavé ni dejé listo el uniforme de los chicos. Sobrevivimos, pero fue un caos. Me hizo recordar ese chiste de un hombre que vuelve a su casa y encuentra todo patas para arriba. Los chicos si bañar, sin comer, desorden por todos lados, ropa tirada, caca del perro. Un asco. Le pregunta a la mujer qué había pasado. «Nada, dice ella. ¿Viste cuando volvés a casa del trabajo y me preguntas qué hice hoy y te respondo que nada... Bueno, hoy de verdad no hice nada»", relata Patricia de los Santos, analista de sistemas, de 47 años, que tres de cada cinco días trabaja desde su casa. El de ayer no fue un día más.

Algo similar ocurrió en la casa de Alejandra Medi, de 43 años, docente y madre por cuatro. Ya estaba de paro como maestra bonaerense y ayer le sumó la huelga como mujer. "Hoy, paramos", anunció en su casa. Se comió lo que había en la heladera y los platos los lavaron los hombres. Ella y su hija, Abril, de 17 años, se fueron a la marcha. Sus hijos de 14, 12 y 7 años la miraban atónitos. Aprovechó la ocasión para hablar con ellos sobre el machismo y la igualdad real de derechos.

Malena Souza quiso, pero no pudo. Ayer le dio franco a la empleada doméstica y a la hora del almuerzo les dijo a sus dos hijas que iban a comer afuera. Salieron a buscar un bar, pero volvieron a la hora, con más hambre que antes. "Quisimos buscar un restaurante donde no hubiera mujeres atendiendo ni cocinando. Fue imposible. Tuvimos que volvernos a casa", contó.

Cecilia Lazo es maestra y tiene dos hijas que van al jardín. Está separada y cuenta que en el reparto de bienes su marido se quedó con la plancha y ella con el taladro. Pero ayer le fue imposible encontrar alguien que la reemplazara. Nadie pudo ir buscarlas al colegio en su lugar. Tuvo que ir en persona y por eso ayer estaban las mellizas en la marcha con ella.

Los colores negro y violeta pintaban la multitud. Ésos fueron los tonos elegidos para aunar el reclamo de #NiUnaMenos. "El negro es porque estamos de luto, porque no estamos todas. Todos los días, cada 18 horas somos una menos, ya que una mujer muere por violencia...

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