Monotributo, bajo revisión: qué cambios necesita el sistema simplificado

En este inicio de 2021, año incierto en lo social y en lo económico, el monotributo tomó protagonismo dentro de la agenda de temas de la economía cotidiana por dos cuestiones centrales. Una es la actualización (o falta de actualización) de la tabla que define las facturaciones máximas admitidas para ingresar y permanecer en el sistema y para estar en cada categoría; la otra es la del salto a un mundo de costos más elevados y mayor burocracia que implica pasar, por exceder los límites, del régimen simplificado al esquema impositivo general.Ambas cuestiones están contempladas en el proyecto de ley que en la última jornada de 2020 envió el Poder Ejecutivo al Congreso, y que será tratado en los próximos días, según se anunció. Sobre el primer tema, el de la actualización, la iniciativa con-templa una disposición transitoria para dar respuesta a la situación de incertidumbre provocada para este año por la política oficial; en cuanto a la cuestión del "salto", el proyecto incluye medidas temporales y permanentes, que prometen aliviar el incremento de la carga impositiva que se produce al salir del monotributo.Pero en esos temas no se agota la lista de revisiones o cambios que necesita el monotributo, que en julio cumplirá 23 años. En eso coinciden funcionarios del Gobierno (que dicen que se trabajará en otras propuestas) y economistas, tributaristas y previsionalistas que estudian el tema.Concebido a fines de los 90 como una opción para promover la formalización de la economía y como un lugar de paso hacia el sistema impositivo general, el régimen simplifica-do para pequeños contribuyentes se convirtió con los años y por diferentes motivos, en un espacio de permanencia. Los cambios que ya llegaron y los que llegarían en cuanto a las formas del trabajo podrían hacer que se incremente su peso sobre el total de trabajadores registrados. Por eso, gana relevancia el análisis de los sistemas de salud y de jubilación incluidos en el esquema, en cuanto a las prestaciones prometidas, a sus costos y a su financiamiento.Si se mira la estadística del Sistema Integrado Previsional Argentino, a octubre de 2020 los monotributistas eran 1.664.873 y los de la categoría social, 355.382. En el primer caso, la cifra es un 22,4% superior a la del décimo mes de 2012 (primer año de la serie), en tanto que los monotributistas sociales son un 93,9% más que entonces. En ese período, el número de autónomos cayó 6,6% y el de asalariados del sector privado, 4,4% (en octubre pasado eran 5.795.171). Más allá de los efectos que la pandemia y la cuarentena pueden haber tenido en 2020, en los períodos previos ya se daba la tendencia de una mayor participación de los monotributistas.Según los parámetros fijados para 2020, el monotributo admite a quienes tienen ingresos anuales de hasta $1.739.493,79 si prestan servicios, y de hasta $2.609.240,69 si se dedican al comercio. Si se aprueba el proyecto de ley, para todo este año las cifras pasarán a $2.353.535,1 y a $3.530.302,65, tras aumentar 35,3%. Ese porcentaje equivale a la suba que tuvo el año pasado la jubilación mínima. Y es el índice incluido en la propuesta legislativa para ser usado como regla excepcional para 2021, ante la situación generada por la falta de vigencia, en 2020, de una fórmula de actualización de haberes (desde 2018, el monotributo se reajusta cada enero según la movilidad jubilatoria del año previo).Antes de aprobarse por ley, en...

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