El Modelo Urbanístico De Valladolid De 1561Y Su Proyección En La Ciudad Iberoamericana

AutorEnrique Orduña Rebollo
Cargo del AutorSecretario General de la OICI
Páginas91-152

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1. Introducción

La conmemoración del V Centenario del fallecimiento de Cristóbal Colón en la ciudad de Valladolid es un acontecimiento de gran importancia porque se proyecta desde el marco local al nacional y desde éste al internacional, pues el personaje homenajeado -hemos de reconocer- tuvo y tiene un sentido universalista, muy adecuado en este mundo contemporáneo de globalización.

La oportunidad de estas Jornadas, "Valladolid en América: El Municipalismo y su proyección Iberoamericana", corresponde al feliz mérito del Ayuntamiento capitalino de convocarlas y a su alcalde de avalarlas, con lo que se manifiesta una vez más la probada vocación americanista de este municipio y el ejercicio de Javier León de la Riva como presidente de la Organización Iberoamericana de Cooperación Intermunicipal, la casi septuagenaria -pero siempre joven- asociación municipalista cuya actividad no se ha interrumpido desde su creación en La Habana,Page 92ni ha decaído su compromiso en defensa de la democracia de las estructuras locales y la autonomía municipal a ambos lados de la mar Océana.

Proyectado el Seminario con criterios pluridisciplinares, está integrado por perspectivas históricas, jurídicas, territoriales y sociales, que giran alrededor de dos ejes geográficos: Valladolid y América, sobre los que en momentos destacados de la trayectoria vital de Colón llegó con su presencia a alcanzar un protagonismo histórico. Ejes que en esta ocasión se complementan con otro institucional: el Municipio, del que se realizarán múltiples análisis y consideraciones.

Ha correspondido a dos ilustres miembros de la Academia de la Historia, los profesores Julio Valdeón y Luis Miguel Enciso, el discurrir de sus brillantes exposiciones en los momentos coincidentes con la vida de Cristóbal Colón, la existencia de los Príncipes que asumieron sus empresas y la de aquella ciudad que se abría al nuevo siglo y la modernidad como cabeza y corazón de la Monarquía Hispana. En la etapa siguiente, comprendida entre 1561 y 1573, que es la que me corresponde desarrollar, ya ha muerto Colón, Isabel la Católica le precedió en dos años, Fernando el Católico en 1516 y el César Carlos el 21 de septiembre de 1558 en su retiro de Yuste.

Entre 1561 y 1573 van a producirse los hechos que constituyen el núcleo central de este trabajo. Para entonces no estará presente Colón (ya hace años que sus restos han salido para Sevilla), pero sí estará el espacio físico que los albergó, la plaza Mayor, el convento de San Francisco y el vecino Regimiento. En un plano superior encontramos al rey Felipe II, que asumió la reconstrucción del centro de la ciudad que le vio nacer y desde aquella experiencia sentó las bases para la futura ordenación territorial de América.

Por tanto, las líneas maestras del presente trabajo quedan definidas por las personas, con el protagonismo de Colón y Felipe Page 93II, mientras que los espacios físicos corresponden a Valladolid, su Plaza Mayor y aledaños como trasfondo de la planificación urbana en el inmenso territorio americano; finalmente, en el orden institucional estará siempre presente el Municipio.

Como se ha reiterado, el trazado de las calles en las ciudades de la España cristiana -y Valladolid núcleo urbano surgido en la repoblación no era una excepción- difería de las hispanomusulmanas, en que siempre seguían una dirección determinada; sus manzanas eran más regulares y las calles principales unían las puertas del recinto amurallado sin los quiebros constantes de las de origen musulmán. Sin embargo, eran también estrechas y sombrías, con pisos altos volados escalonadamente sobre las calles, lo que daba lugar a aleros que proyectaban su sombra sobre las ya angostas calles, presa fácil para la propagación de cualquier incendio.

En la estructura municipal de la Corona de Castilla destacan los centros urbanos, principalmente las 18 ciudades en Cortes, dotadas no sólo de una considerable influencia política por tal condición, sino que además ejercían -como sabemos- un verdadero "señorío del concejo", circunstancia que no era exclusiva de las 18 ciudades, sino en general de los municipios de realengo más importantes, ya que tal señorío concejil suponía el ejercicio de la jurisdicción sobre amplios territorios del alfoz e incluso más allá de él (recuérdense, a tal efecto, los casos de Segovia o Valladolid106).

Al igual que en tiempos anteriores, las competencias de los Concejos, reguladas habitualmente en sus Ordenanzas de policía y buen gobierno, no experimentaron grandes modificaciones en su contenido, aunque los cambios sociales, la consolidación de las grandes ciudades como Valladolid, Toledo, Sevilla o Granada, la importante actividad industrial de otras como Segovia, o mer-Page 94cantil en los casos de Medina del Campo o Burgos, generaron nuevas demandas sociales que los municipios de entonces y de ahora deben asumir para atender las necesidades de los súbditos de ayer, los ciudadanos de hoy.

Los problemas que se cernían sobre la administración municipal de las ciudades castellanas, como las del resto de España, durante la Edad Moderna, eran coincidentes: abastecimiento, limpieza y saneamiento, urbanismo y seguridad, siempre condicionada su exigencia por el tamaño de la población.

La importancia de la plaza como elemento urbanístico en la ciudad medieval cristiana, es también un reflejo del pasado clásico. Probablemente en el siglo XI y XII su origen estuviese en los cementerios que rodeaban a las iglesias, en ocasiones situadas en el centro de la población. Pasando el tiempo serían convertidas en mercados, por lo que Torres Balbás menciona una sentencia de 1257, por la cual Alfonso X ordena que el "Obispo et el Cabildo [de Orense] toman las plaças en que solian fazer los mercados et las sepulturas que eran dichas para soterrar los muertos et fizieron hi casas para sus vendas"107.

El caso es que la plaza de las ciudades medievales cristianas está unida al desarrollo del mercado que -no olvidemos- era una concesión real al Concejo o a los señores, no sólo para recompensar servicios, sino para incrementar la población como consecuencia de los beneficios económicos derivados de su celebración periódica. Con el paso del tiempo su uso no se limitaría al mercado, sino que se amplió a las concentraciones de sus habitantes como lugar de encuentro o aspectos lúdicos, justas, torneos, toros o religiosos como procesiones y en ocasiones autos de fe.

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Esta Plaza Mayor adquiere su auténtica personalidad con Felipe II. Estamos ante una plaza rectangular, bordeada por sus cuatro lados con edificios del mismo estilo de entre los que sobresale el Ayuntamiento, único centro público de la plaza, pues habitualmente se excluyen los de carácter religioso. Ya ha superado el carácter exclusivo de mercado y ahora su función principal es la de responder a las demandas sociales de ocio y espectáculos, para lo cual los vecinos, las autoridades y la corte utilizan los balcones de las casas que la rodean. Finalmente su uso es el lugar de reunión de los habitantes de la ciudad; en definitiva: un centro cívico, comercial y de espectáculos religiosos y profanos108.

El modelo de plaza mayor más significativo es el de Valladolid, antiguo mercado, de cuya existencia sabemos porque el Io de julio de 1217 fue coronado en ella Alfonso VI. En 1260, la reina doña Violante compró unas casas para construir en su recinto el convento de San Francisco, lo que constituiría una excepción en las plazas mayores del futuro. Su construcción era de madera, incluidos los soportales y la estructura de los edificios que la rodeaban. En 1499, los reyes Católicos mandaron edificar las Casas del Consistorio, junto a la puerta principal de la iglesia de San Francisco. Circunstancia que será ratificada después del incendio de 1561, proyectando su instalación en el otro lado de la plaza, justo enfrente a dicho convento.

La descripción que sobre ella nos hace Lucio Marineo Sículo confirma que esta plaza era la mayor de Castilla, pues "era muy grande y no menos hermosa, en derredor de la cual hay todos los oficios y mercaderías y se venden los bastimentos cotidianos en muy grandísima abundancia. En el círculo de la plaza, y en Page 96 el espacio de setecientos pasos, contamos trescientas treinta puertas y tres mil ventanas"109.

2. valladolid corazón de la Monarquía Hispana

Ahora bien, es el momento de fijarnos en el Valladolid de la segunda mitad del siglo XVI, en sus instituciones y su componente social y urbano. Desde fines del siglo XIV, Valladolid (junto con Sevilla, Toledo y Granada) era la ciudad más populosa de Castilla; casi desde los orígenes de las Cortes castellanas había tenido voto en ellas y fue la ciudad en la que más veces se reunieron: 23 asambleas en 160 años, superando a Toledo que en el mismo período acogió 13 veces a las Cortes.

Entre 1542 y 1548 se reunieron cinco veces en nuestra villa110, lo que suponía la presencia del Rey en la misma, siendo además elegida como asentamiento de la Corte durante largos períodos en los reinados de Carlos I y Felipe II desde 1517 a 1560111, lo cual permitía a Valladolid ostentar durante aquellos años la capitalidad de la Monarquía Hispana con el...

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