El modelo electoral de los populismos autoritarios

Nicolás Maduro en una visita a la Academia Militar, junto al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega

A diferencia de otras etapas históricas, la derecha autoritaria de América Latina ha aceptado, por fin, el juego democrático. Lo paradójico es que ahora el problema está en otro lado, en la izquierda , en su versión contemporánea de populismo autoritario , que luego de denuncias y exigencias históricas de condiciones electorales justas y libres es la que al llegar al poder desmonta la institucionalidad democrática al efecto de quedarse eternamente en el poder.

El faro de Cuba alienta a la izquierda latinoamericana. Representa un modelo totalitario exitoso , con más de 60 años en el poder. Un régimen de partido único que se maneja en la discrecionalidad total, que ha blindado de impunidad a los dos hermanos que han sido sus históricos referentes y que este logro ha hecho de su modelo iliberal una marca país de exportación.

Con distintas intensidades, hoy se advierte el modelo de la izquierda autoritaria en todos los países del hemisferio. Venezuela y Nicaragua son los dos países que nos permiten estudiar en vivo la forma en la que se desmantela una democracia desde adentro. Venezuela desde 1998, aunque con un impulso muy marcado desde 2012. El de Nicaragua desde 2007. El caso de Cuba queda lejos, ocurrió en la década del 50 del siglo pasado.

Para dar cuenta de este desmantelamiento es necesario acudir a los libros de historia. En este sentido, el libro de Loris Zanatta , Fidel Castro, el último Rey Católico , explica los esfuerzos de un joven Fidel para sabotear todo intento de salida democrática tras la caída de Fulgencio Batista. Aquí se detalla cómo Fidel, con solo 20 años, estaba obsesionado con destruir a Ramón Grau, un reformista del partido Auténtico al que eligieron presidente en 1944 con el apoyo de la clase media sobre la base de su compromiso con la Constitución de 1940. Propuso incluso asesinarlo en un atentado mientras intentaba sin suerte escalar en la Federación Estudiantil Universitaria. Este odio luego se desplazó hacia la figura de Carlos Prío, el presidente elegido en 1948 para suceder a Grau. Este gobierno constitucional fue respetuoso de las libertades civiles y logró que la economía creciera. Sin embargo, Fidel no podía resignar su pulsión antidemocrática y violenta. La política democrática, republicana y consensual era para él la anti política. Como bien destaca Zanatta, la vía electoral no era para Fidel. En su partido...

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