Mito y realidad de la cultura del trabajo

AutorMeriem Choukroun

La conflictividad laboral es un continuo histórico y universal bajo el binomio capital-trabajo. Dentro de ese marco donde caben todas las expresiones de la producción capitalista, los riesgos ocupacionales y los mal llamados accidentes de trabajo, son el clásico embate que enfrenta el derecho laboral argentino para velar por el respeto de todos los trabajadores y sus derechos reconocidos en el artículo 14 de la Constitución Nacional. Su contenido, jamás realizado, es una denuncia permanente de traición e injusticia porque los derechos existen si se los ejerce.

La mayor intensidad del trabajo y la extensión de las jornadas son las variables esenciales para aumentar la productividad, la ganancia y el siniestro en la salud del trabajador, sea enfermedad profesional o los previsibles accidentes de trabajo. Rara vez, se puede atribuir el crecimiento económico a una ampliación de la infraestructura dada o a la incorporación de nueva tecnología.

En este sentido, para rastrear las políticas en Argentina, el siglo XIX es clave, ya que accionó el acelerador a fondo para imponer la 'cultura del trabajo'. Los campos ya estaban oréganos y alambrados, los ferrocarriles marchaban sobre rieles hacia las zonas de alta productividad y el colonizador en sus marcas aguardaba mano de obra a granel. En tanto el Estado creó una legislación para regular las condiciones en que las personas debían incorporarse y relacionar en el Mercado como fuerza de trabajo. La metodología se amparó en leyes contra la 'vagancia', la represión o muerte a quien se negara a trabajar. El 'certificado de buena conducta' exigía por lo menos un conchabo.

Así las cosas, el imaginario colectivo fue construyendo la 'cultura del trabajo' como práctica de gente honrada y saludable.

A su vez, la inestimable ayuda de los multimedios de comunicación que manipulan y escamotean información como cómplices interesados, redondean el panorama.

El continente Latinoamericano produce el 60% de fuerza de trabajo precarizada aumentando la posibilidad de riesgo laboral.

En Argentina, cortos circuitos, evacuaciones por incendios, intoxicaciones y derrumbes, voladuras de fábricas de aerosoles, mineros atrapados en Río Turbio, trabajadores de subterráneos embestidos por algún tren o los obreros de Aluar aplastados por un techo, se alzaron con la vida de cientos de trabajadores. Como tantas situaciones, ocurren a diario y sólo tienen prensa cuando ya ocurrió un hecho trágico que se presenta como aislado. La...

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