La otra mirada: un recorrido desde Manhattan al conurbano bonaerense, pasando por Alaska, Roma, Belo Horizonte y la inevitable Qatar
Doha, noviembre 2022.
Nueva York, noviembre 2022.
LA INCONFUNDIBLE.
Nueva York. La silueta inconfundible, se haya caminado o no por sus calles. Es Nueva York, y en esta foto es por sobre todas las cosas la ciudad pujante, magnífica aun bajo las nubes grises; la melancolía de Brooklyn, la indefinible calidez de las luces del carrusel. "El día se erguirá ante nosotros./El día nos seguirá/hasta el día", escribió en un poema Paul Auster uno de los grandes hijos del paisaje neoyorquino.
"Construirás tu casa aquí: olvidarás tu nombre./La tierra es el único exilio", apuntó también en un poema no exento de misterio, escrito a fines de los años noventa. La ciudad -cualquiera que sea- es, en todo caso, el último exilio de los seres contemporáneos; uno de los más porfiados sueños de la modernidad. Una apuesta, bien que lo sabe Auster, que conjuga hasta el límite multitudes con soledad. Intemperie con el cobijo, quizás fugaz, de un carrusel en un día nublado.(Texto Diana Fernández Irusta)
EN ARMONIA.
Anchorage, Alaska, octubre 2022.El sacerdote de la nutrida Comunidad Zen de Anchorage, en Alaska, prepara un té en la cocina del templo. Los inviernos largos y oscuros, dice, influyen en la práctica de la meditación sentada, esa que puede ayudar a lograr una mayor conciencia de sí. Ocurre que con la nieve llega, también, la tranquilidad: las condiciones climáticas invitan a estar adentro, aquietarse, cerrar los ojos y entregarse al vacío. En el verano, en cambio, los días largos y soleados brindan la oportunidad de meditar caminando en los parques cercanos. Ahí, con el sol omnipresente, la meditación es también una herramienta estabilizadora para afrontar días que tienen 19 horas de luz. Cuando los ritmos estacionales condicionan tan directamente la propia vida, entonces, estas prácticas pueden resultar esenciales: no para retirarse del mundo, sino para ser parte de él en total armonía. (Texto Violeta Gorodischer)
Roma, noviembre 2022.
SEIS CUERDAS.
Cada instante del mundo está construido de siglos. En la imagen, un hombre camina por una ciudad milenaria, Roma, cuyo origen, como Jano, es bicéfalo: uno es histórico; el otro, mítico. Sujeta a su mochila lleva una guitarra, el más popular de los instrumentos musicales. Su nombre posiblemente proviene, cuando uno tira del hilo etimológico, del griego kithára, que a su vez podría estar relacionada con la palabra persa sihtar, que significa tres cuerdas y refiere a un instrumento diferente del sitar que apareció entre nosotros con nada menos que George Harrison y los Beatles. Los orígenes de la guitarra que lleva el hombre de la foto no pueden rastrearse con precisión, según un artículo del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, pero existieron instrumentos de cuerdas pulsadas y diapasón largo desde el Antiguo Egipto. ¿Y la sinuosa curva en el cuerpo? Bueno, esa es otra larga historia. (Texto Ariel Torres)
Diamniadio, noviembre 2022.
EN ESPERA.
El nombre de la ciudad circuló a comienzos de este año, cuando el presidente de la FIFA y el de la Copa...
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