Una mirada atenta sobre cada alumno

Tener una mirada atenta. Lo suficiente como para detectar que a los padres les está costando más pagar la cuota, que una chica llevó sólo un huevo duro para almorzar o que otra está vomitando en el baño porque es bulímica.

Esto es lo que caracteriza al Colegio Buen Consejo, que busca hacer un acompañamiento cuerpo a cuerpo de cada alumno. Está en Barracas y recibe en su mayoría a chicos de la villa 21-24, Zavaleta y otras villas de la zona sur de la ciudad. Entre jardín, primaria y secundaria tienen 1037 alumnos.

"El 62% vive en situación de vulnerabilidad extrema y el resto, clase media baja. Cobramos una cuota de $ 380 en la primaria y vemos que a los papás les cuesta pagar. Como al comedor hay que pagarlo aparte y sale $ 500 por mes, desde el año pasado hay muchas alumnas que se pasaron a vianda. Todas estamos muy atentas a las chicas que traen viandas y cuando detectamos que traen poco, nos ocupamos de que lleven comida para su casa. Hay muchos ojos pendientes", explica Susana Fernández Pedemonte, representante legal de la escuela.

Escenario familiar complejo

El escenario familiar es complejo: padres analfabetos o con primario incompleto, situaciones de violencia, promiscuidad o abandono en los hogares, carencias de todo tipo, poco diálogo y hacinamiento, entre tantas otras. "Tenemos mucha continuidad en la historia de los chicos. Nuestra tarea es detectar las necesidades en las que el colegio pueda actuar. Y por ahora derivarlas en los casos en los que haga falta. Tenemos que ser muy conscientes de lo que podemos dar y no...

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