Una minoría intensa y mucha bronca

Seguramente con buena intención han surgido voces "antigrieta" que atribuyen a la fractura político-cultural un cúmulo de consecuencias nocivas para nuestro país. Ya se sabe que "el camino del infierno suele estar sembrado de buenas intenciones". Más allá de la sabiduría del dicho, lo cierto que a poco que se desmenuce con algún detalle la cuestión, el "movimiento" antigrieta ofrece flancos más que vulnerables.

No es sostenible que la grieta se caracterice por dos minorías intensas. Existe una sola minoría vehemente, la que enarbola el "Estado presente", la expansión del gasto público, el empleísmo estatal, el incremento de los impuestos, la extensión de la ayuda social sin efectiva contraprestación; la que desprecia la actividad privada, sobre todo la empresarial, no considera fundamental la propiedad ni el mérito ni el esfuerzo, cree que el Estado puede hacer magia generando riqueza por decreto. Esa minoría intensa adscribe a la falaz idea de que estimular la capacitación docente y premiarla con un plus salarial es un atentado a la igualdad y que exaltar a los alumnos que se esmeran es estigmatizar a quienes se rezagan. Más gravoso, piensa que una pasantía laboral en el ámbito educativo como parte de la formación y preparación para la vida es una explotación capitalista inadmisible. Se aferra a regímenes laborales que probaron que destruyen trabajo registrado con la desopilante pasividad de los sindicatos que no parecen reaccionar ante la declinación de los trabajadores en blanco y el correlativo crecimiento del trabajo precario o del desempleo disimulado por la asistencia social. Y es una minoría que naturalizó la corrupción hasta desfigurarla como si fuese una construcción perversa de jueces obnubilados, agentes del poder concentrado, como apostrofan. Esa minoría se blindó con la bandera de los derechos humanos, pero no los de aquí y ahora, sino los de 45 años atrás. Porque aquí y ahora, mueren todos los días ciudadanos que sólo intentan trabajar, estudiar o transitar, a manos de una delincuencia aluvional que parece que no pudiera refrenarse y mucho menos prevenirse. Delincuencia nutrida por las excarcelaciones masivas desde abril de 2020, en consonancia con una nefanda doctrina que proclama que el mejor código penal es el que no existe.

La otra presunta "minoría intensa" que se contrapone a estas deformaciones que han atrasado y empobrecido a la Argentina -es prácticamente el único país del planeta que ha retrogradado en el último...

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