El ministro que se perdió en el aire

El sábado 9 de abril de 1927, Agustín P. Justo -ministro de Guerra del gobierno de Marcelo T. de Alvear y futuro presidente- encabezó una gira en avión por varias provincias, con cinco biplanos Breguet que contaban con un asiento para el piloto y otro detrás para el acompañante.Luego de la estadía en Córdoba, el 12 a las ocho de la mañana las aeronaves emprendieron vuelo hacia la ciudad de La Rioja. Justo no se había puesto el cinturón de seguridad debido a que le molestaba por su panza. En el tramo final, un pozo de aire sacudió el avión que transportaba al ministro de Guerra y el hombre salió despedido, como si lo hubieran eyectado. Llevaba el obligatorio paracaídas que, luego de una caída libre de ochenta metros, le permitió descender desde los 2200 metros de altura. El piloto, desesperado, advirtió que había perdido a su pasajero.Pero Agustín P. Justo mantenía la calma. Y mientras planeaba en cielo riojano logró divisar una vía de ferrocarril. La clave de la salvación era alcanzarla y seguirla hasta desembocar en alguna bendita estación. Cayó en un tupido bosque y le hizo señas al piloto para que continuara su rumbo. Lo cierto es que no había otra alternativa, ya que el aterrizaje era imposible en esa zona.Una vez en tierra, se quitó el paracaídas y lo extendió para que pudiera ser visto desde el aire. Además, se deshizo del mameluco de aviador que tenía puesto. Marchó con paso decidido, pero apenas unos pocos metros porque a esa hora, los 13 kilómetros de distancia hasta la vía parecían 130: el sol del mediodía riojano atentaba contra...

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