El ministro más longevo del kirchnerismo y el más castigado por las hordas de Cristina Kirchner

El ministro de Economía, Martín Guzmán y el Presidente Alberto Fernández

En diciembre de 2019, Martín Guzmán asumió como ministro de Economía siendo un completo extraño para la mayoría de los argentinos. No lo conocían en la política; tampoco en las empresas ni en los gremios. Sí, en cambio, ya lo tuteaba -y consultaba- una ínfima parte del peronismo racional, aquella que pactó en los primeros tiempos del gobierno de Mauricio Macri. Hace minutos presentó su renuncia.

Más allá de sus méritos académicos, tenía colgada una medalla que lo terminó catapultando a la silla que más quema dentro del Palacio de Hacienda: era un pupilo de Joseph Stiglitz en un grupo de estudios de Columbia en el que se analizaban los problemas de las deudas externas, el caballito de batalla del kirchnerismo contra los recién catapultados macristas. Stiglitz no era, por otra parte, cualquier ganador del Premio Nobel; era el más admirado por Cristina Kirchner.

De la noche a la mañana, Guzmán entendió el juego: se convirtió en el más cristinista de los albertistas en la composición del gabinete económico. Pese a que siempre se vendió como "un soldado del Presidente", hasta que logró cerrar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) este año mantuvo esa "visión política" -y ambición- de tener los pies en el plato vicepresidencial. No siempre lo logró, sobre todo sobre el final de la gestión , la más larga para un ministro de Economía en los cuatro kirchnerismos (superando incluso el período de Roberto Lavagna).

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Así, antes de cerrar la reestructuración de la deuda externa en dólares con legislación extranjera, el entonces ministro de Economía pasó a certificar esa decisión por el departamento de Juncal y Uruguay de Cristina Kirchner. Más adelante, viajaría al sur -con peor suerte- por las tarifas.

"Vamos a tranquilizar a los mercados", dijo el 12 de diciembre de 2019, en su primera aparición ante los medios en el microcine del quinto piso del Palacio de Hacienda. Mantuvo ese latiguillo, sin mucha densidad fáctica, hasta el final de su gestión. En esa conferencia adelantó el envío al Congreso del proyecto de "Solidaridad Social y Reactivación Productiva", que fortaleció el cepo cambiario (con el impuesto PAIS) y subió impuestos (retenciones y bienes personales).

Bajo la sombra de Stiglitz, - con renegociaciones de deuda mediante-, la idea de Guzmán siempre fue lograr espacio fiscal para gastar más. De hecho, comenzó a incrementar el gasto meses antes...

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