Miguel Ángel Solá: 'El teatro tiene una parte sanadora'

Miguel Ángel Solá acaba de celebrar doble cumpleaños. A mediados de mayo cumplió 65 años, y poco después, 45 de su debut actoral. Ambos hitos lo encontraron en Buenos Aires, embarcado en distintas propuestas laborales que motivaron este nuevo regreso al país (desde Madrid, donde reside desde hace tiempo). Pero este retorno es muy especial: está con su pareja, la actriz española Paula Cancio, y la hija de ambos, de 21 meses, "un sol de increíble energía, que sonríe y habla todo el día", según cuenta el actor, padre además de dos adolescentes, que "ya comenzaron a tener vuelo propio en la vida".

Después de varios años está de nuevo sobre un escenario porteño con Hoy: El Diario de Adán y Eva, de Mark Twain, remozada versión de la exitosa pieza teatral, aclamada tanto aquí como en España, que coprotagonizan Solá y Paula Cancio, un viaje sentimental basado en el relato de Mark Twain y en textos de Blanca Oteyza -ex pareja del actor-, el propio Solá y Manuel González Gil. "Vamos a estar ocho meses en la Argentina", advierte el actor.

-¿La paternidad te cambió?

-No. Paula (Cancio) me cambió la vida. Tiene 34 años menos que yo, y una belleza y sensibilidad enormes. Fue maravilloso encontrarme con ella en la vida. Enamorarme me ayudó a tener otra vez alas. Fue tan lindo, tan llano. "Yo quiero tenerlo y es tuyo", me dijo. ¡Sí!, le dije? No estaba en mi mejor momento. Estaba remando para poder salir de cosas internas que me molestaban mucho. Ella me ayudó muchísimo. Es muy inteligente, sensible y buena actriz. Me encantó laburar con ella en teatro, donde debutó conmigo. Hicimos en España una versión de Testosterona y tuvo unas críticas preciosas. Al mismo tiempo debutaba en cine con Gracia Querejeta, en Felices 140, también con muy buenas críticas. Y ahora juntos otra vez.

-¿Cómo surgió la idea de volver a esta obra?

-No me atrevía, por el cuerpo. Fueron muchas operaciones luego de tres accidentes. Para seguir rindiendo, tengo que cuidarlo mucho. Pero creo que el público se merece ese texto, esa forma de contemplar el teatro y la vida a través del afecto. Más allá de que lo necesite o no, lo merece. Necesita respirar. Es una historia de amor, de respeto, de fidelidad a los sentimientos. Y de mucho humor. Esta obra despierta mucha ilusión y la hemos remozado. Estoy muy feliz de volver a hacerla y trabajar de nuevo con Manuel González Gil. ¿Qué trae de nuevo?... Es la historia que no conoce la gente. Aquel que la haya visto y la recuerde se va a...

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