Los miedos del Gobierno y el rechazo opositor aconvalidar la impunidad

Un gobierno asustado, con algunos sectores internos en estado de pánico, está tratando de socializar la adversidad que viene. La oposición debería hacerse cargo no sólo de los errores del oficialismo en el manejo de la deuda en juicio; también de sus próximas y pésimas consecuencias en una economía ya en declive.Por senderos distintos, las parcelas de la oposición están llegando a un lugar común: decirle que no al Gobierno en su intención de desacatar al sistema judicial norteamericano. El proyecto enviado al Congreso, que declara de interés público el manejo de la deuda, podría esconder también el propósito de lograr impunidad judicial sobre los descuidos y las impericias durante el juicio en el despacho del juez Griesa. Esa certeza es la que terminó de abroquelar a la oposición, con sus diferencias, en el rechazo al proyecto.Cristina Kirchner tomó dos decisiones en las últimas semanas. La primera fue abortar el acuerdo entre los bancos nacionales y los holdouts para postergar una solución definitiva hasta enero. Esa negociación fue promovida por la propia Presidenta. "Estuvimos a 20 minutos del acuerdo", contó el presidente de un banco. Eso sucedía en Nueva York. En Buenos Aires, Cristina descubrió, en la soledad de Olivos, que podía optar entre terminar debiéndoles un favor a los bancos o levantando la bandera contra los fondos buitre. Se quedó con los buitres, aunque significara el default parcial de la deuda y la posibilidad de un default generalizado. No frenó antes del abismo. Y después del abismo ya no hay límites.Vale la pena detenerse en esa decisión política de la Presidenta. Antes de la refriega con los fondos especulativos, la economía venía mal, Cristina conservaba un lugar módico en las encuestas y se evaporaba cualquier ilusión de una sucesión consentida. "Patria o buitres" le dio no sólo una consigna para vivir el otoño de su poder, sino también una esperanza para los tiempos por venir, cuando ya no tenga poder. Una cosa es, no obstante, un sueño político; otra, la administración de sus consecuencias.La segunda decisión fue la del martes pasado, que ese mismo día envió al Congreso. El proyecto cambia el lugar de pago, que será Nación Fideicomisos en Buenos Aires en lugar del Bank of New York, en los Estados Unidos. La aceptación del cambio es supuestamente voluntaria para los bonistas. Pero, al mismo tiempo, removió al banco norteamericano como agente de pago. Ahora bien, ¿dónde cobrarían entonces los bonistas que no aceptaran el cambio...

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