México y el narcotráfico

En una operación conjunta entre el Ejército y la Guardia Nacional de México, se detuvo a Ovidio Guzmán, hijo del capo mafioso Joaquín "el Chapo" Guzmán Loera, en Culiacán, capital del estado de Sinaloa. Como respuesta a la detención, integrantes del Cartel de Sinaloa desataron una oleada de violencia con un balance de ocho muertos, 16 heridos, 49 presos fugados de una cárcel y escenas de pánico en las calles por el ensordecedor ruido de armas de largo alcance, explosiones de granadas y quema de vehículos, demostrando una vez más que esta región mexicana está controlada por el crimen organizado.Los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los "civiles armados" alcanzaron tal magnitud que el gobierno mexicano liberó a Ovidio Guzmán y adujo que no quería poner en peligro las vidas de las personas de la ciudad. Tratando de justificar lo injustificable, el presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó: "No puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de las personas. Ellos -por el gabinete de seguridad tomaron la decisión de liberarlo y yo la respaldé".El objetivo de consolidar la paz en México está siendo arrasado por la crudeza de la violencia desatada: los homicidios van camino a romper el récord del año pasado, con un aumento de más del 3% solo hasta agosto último.Los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y el crimen organizado en las calles de Culiacán muestran el poder y el control que tienen los grupos de delincuencia organizada, en este caso el Cartel de Sinaloa, y dejan en evidencia la...

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