Messi: el violinista de una sinfónica maravillosa

YOKOHAMA.- Su historia es de superación permanente. Ahí está el secreto, en el inconformismo, el apetito voraz de títulos y conquistas, a pesar de ser el mejor jugador del mundo y el que luce como el futbolista más ganador, con 26 coronas, en los 117 años del club. El que no se cansa de romper registros, esos que cambian todas las jornadas con números que provocan escalofríos. En su espíritu para estar siempre disponible, en no dejarse machacar por una dolencia, una molestia. Lionel Messi es un especialista en finales con la camiseta de Barcelona, instancias en las que juega, marca y, además, gana. Sobre quince encuentros a partido único, entre Mundial de Clubes, Champions League, Copa del Rey y Supercopa de Europa, el crack saboreó 12 coronas, anotó 13 goles y entregó tres asistencias. Imposible no rendirse ante tamañas cifras, inútil pensar en no aplaudir de pie cuando el astro pisa un campo de juego.

Con la misma ambición de aquel que está por primera vez ante un encuentro definitorio, Messi jugó frente a River la final del Mundial de Clubes. Con el mismo entusiasmo que los canteranos, Leo llegó a Japón para cerrar una temporada de excelencia para los catalanes, ganadores de cinco de los seis títulos que disputaron. El rosarino se enseñó en el Nissan Stadium con las energías de aquellos que están vigorosos, a pesar de sufrir un cólico nefrítico, el jueves pasado, en la víspera del encuentro semifinal con Guangzhou Evergrande. Esa fuerza interna lo hace diferente, es el combustible que lo sostiene en la cima.

Anticipó que quería decir presente en la final, y lo hizo. Ni rastros de arenilla de esa incómoda piedra que le hizo pasar una noche en vela, con dolores insoportables. Jugó como si nada de todo eso hubiera sucedido. "Tenía que hacer un esfuerzo, y valió la pena. Me sentí mejor en el primer tiempo, en el segundo me pesaron las piernas. Tuve unos días complicados, bajé mucho de peso. Pero sabíamos lo que nos jugábamos. Volvemos a ser los mejores del mundo. Fue un año espectacular. Al principio nos costó, pero fuimos corrigiendo algunas cosas y conseguimos casi todo lo que jugamos. Cuantos más títulos, mejor. Cada año es más complicado, pero queremos sostener la ilusión", relató sobre la temporada la Pulga, de sonrisa amplia, que junto con sus compinches Neymar y Luis Suárez hizo relucir al tridente más temible del fútbol mundial.

Con escasa presencia catalana en las gradas, Messi encontró admiradores entre los simpatizantes japoneses...

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