Un Messi readaptado para el bien de un equipo entusiasmado

BELO HORIZONTE.- Está tirado en la colchoneta y mira el cielo desde una de las canchas de Cidade do Galo. Sonríe con las humoradas de sus compañeros. Está en paz, o eso se supone a la distancia. Lo que sí se sabe es que "está más que feliz, contento porque siente que la ilusión tiene sustento en este grupo y eso le da tranquilidad", confió una fuente cercana a la intimidad del astro argentino. Con respecto a los últimos dos mundiales, está claro que el actual es otro Messi. Y si se mira el comienzo de este que tiene a la Argentina en la final, incluso también se podría advertir que hubo una readaptación a las circunstancias en favor del objetivo máximo.Así como no convencían del todo las decisiones del entrenador en el primer partido con Bosnia, planteado con cinco defensores, y las expresiones de los días siguientes se podían encuadrar en un duelo conceptual entre las ideas del mentor del ciclo y la de sus intérpretes, después vino un tiempo de búsqueda mutuo entre Alejandro Sabella y su jugador más determinante. Como se dijo desde estas mismas líneas cuando se planteó la situación en los primeros días en Cidade do Galo, ni el técnico estuvo encerrado en su mundo ni el capitán ni los llamados referentes manejaban a su antojo las cuestiones tácticas. Y como sucedió en aquel entretiempo refundacional en Barranquilla, cuando se dio vuelta la historia en Colombia y en las eliminatorias, las corrientes que siempre se respetaron en este ciclo se juramentaron una sola cosa: el bien común. Un compromiso que, más allá del rival de turno o los cambios de nombres y de esquema, puertas adentro fue asumido por todos.En los partidos de este Mundial, Messi jugó con dos arriba, de wing derecho, en la posición de enganche, con tres arriba? pero hasta se convirtió en el primer marcador del equipo. Si en la primera etapa de la Copa del Mundo, el rosarino fue el principal motivo de la cosecha ideal de puntos, por sus goles determinantes y por su protagonismo, lo que vino después quizá no lo benefició en su juego personal, pero no le importó. Nunca una mirada perdida. Actuó como mejor le convenía al equipo. Resignó para ganar. Es que en los partidos con Suiza, Bélgica y Holanda, apareció un Messi más cerebral y táctico, participativo como pudo con sus características distintas que encandilan al mundo y aplicado al máximo en ser el primer marcador en la zona alta del equipo. Generó situaciones de riesgo, pero su principal valor estuvo en la ocupación de...

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