Messi, perdido en la nada futbolística

BARCELONA (De nuestro corresponsal) .- Los brazos en jarra. La mirada en el suelo. Lionel Messi es una estatua detrás de la línea de cal. A su alrededor el Camp Nou vive una fiesta ajena.Sigue ahí, solo. Un minuto que se eterniza. Sus compañeros se desperdigan por el césped que albergó tantas hazañas propias. Unos lloran en el suelo, con el dolor de las despedidas; otros abrazan a esos rivales que saltan cubiertos en lágrimas después de pelear casi 100 minutos como cruzados.Se acerca Emiliano Insúa, envuelto en una bandera argentina. Lo abraza. Messi lo despide con una palmada, ansioso por volver a su intimidad. Llegan sus compañeros camino al túnel. Él arranca primero, a paso rápido, como si quisiera huir de esos silbidos que interrumpen el aplauso noble de los hinchas catalanes al nuevo campeón.¿Lo silban a él? Quizá también. Perdido en la nada futbolística, como en todos los partidos que este año definían campeonatos, Messi acababa de terminar una temporada amarga, sin títulos colectivos ni individuales. Y sin siquiera el consuelo de haber aprovechado la última ocasión de homenajear a su talento en el partido que cerraba un ciclo histórico del Barça.Si las caras dicen algo, Messi había llegado al Camp Nou serio, sin una sonrisa para ofrecer a los fotógrafos. Bajó del micro solo y enfiló hacia el vestuario sin mirar a nadie. Pero podía ser sólo un reflejo de concentración antes de una tarde grande.En los accesos a la cancha la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR