Messi, el guionista perfecto

A horas de verlo nuevamente con la camiseta de la selección campeona del mundo, la pregunta sigue rebotando: ¿por qué magnetiza tanto la historia de Lionel Messi? Escépticos y fanáticos del fútbol, Julia Roberts, un país sin cultura futbolística como Bangladesh, rockeros, traperos, Ricky Martin y políticos de cualquier paladar ideológico (desde Javier Milei hasta Joe Biden): todos caen rendidos a su zurda y, sobre todo, a su biografía.

Para empezar, la hoja de vida del rosarino cumple con el arco narrativo clásico de cualquier serie que vemos en Netflix: orden-desorden-orden. Comienza con una situación ideal, donde imperan la tranquilidad, el bienestar y la expectativa; luego surge un problema que altera ese equilibrio (lo que capta nuestra atención y nos saca de la zona de confort); y, por último, después de un proceso traumático y pedagógico, el protagonista vuelve más sabio y establece una armonía superadora respecto a la inicial. Es la secuencia que el escritor Joseph Campbell describe como "el retorno del héroe".

Repitamos la película de Lionel. La promesa de Rosario que llega a La Masía del Barcelona, supera un problema de crecimiento físico y transforma sus sueños en realidad: balones de oro, pichichi de la liga, trofeos de todos los tamaños y formas para las vitrinas del Barça , debut en la selección albiceleste, capitán de esta, goleador… Todo parecía lineal; una autopista a los cielos de la redonda.

Pero llegaron las finales de Brasil 2014, Chile 2015 y Estados Unidos 2016. Tres cross seguidos que provocaron su renuncia a la selección: "No es para mí", decretó. Se apagaba temporalmente el designio. Muchos empezaron a dudar si era "el elegido". Otros lo criticaron dura y salvajemente. Y la mayoría empatizó; sí, se identificó en esa caída, en esa experiencia tan humana (y estigmatizada) llamada derrota. Al igual que la partida de Jon Snow a la Guardia de la Noche en Game of thrones , liberamos cortisol, la hormona del estrés. Nos angustiamos. Porque nuestro cuerpo no distingue ficción ni distancias (una persona que ni siquiera sabe quiénes somos). Es un proceso netamente químico. El encanto de lo irracional.

Hasta que llegó la redención: la Copa América Brasil 2021. Desahogo, lágrimas, abrazos, sonrisas y un loop interminable de reels que se extendió hasta La Finalissima . Todo estaba servido para The last dance. "Seguramente, Qatar será mi último mundial", anticipó Messi. Y esta vez la historia no le falló. La fantasía y la...

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