Messi cierra su temporada antes de la Copa América

MADRID.- Sube la temperatura en Madrid. El verano se insinúa, síntoma de que la temporada futbolística está tocando su fin. Con el estío llegan las vacaciones para los equipos de clubes. Quedan unas pocas definiciones, y es tiempo de coronar a los últimos campeones. La Copa del Rey enfrenta a dos conjuntos que buscan agregar otra vuelta olímpica a la que ya dieron en otras competencias de la temporada. A Barcelona y Sevilla todavía no se les borró la sonrisa por haber obtenido la Liga de España y la Liga Europa, respectivamente. Aunque en el equipo catalán aún escuece un poco la eliminación ante Atlético de Madrid en la Liga de Campeones, en su abril horribilis. Sin posibilidad de repetir el triplete de la temporada anterior -algo que se dice rápida y fácilmente, pero que entraña una exigencia tremenda-, el director técnico Luis Enrique se conforma con lo hecho: "¿Dónde hay que firmar para que el próximo año sea igual? Al ganar seguido la liga nos acostumbramos mal. Cuando se obtiene la liga es imposible que la temporada sea mala".

Será también el último partido de este curso para Lionel Messi -al igual que para Javier Mascherano- con la camiseta azulgrana. Luego se incorporará al seleccionado argentino para la Copa América, aunque antes de viajar a Estados Unidos deberá declarar junto a su padre en los juzgados de Barcelona en la causa por fraude fiscal por 4.100.000 euros. Mientras, desde las 16.30 de la Argentina, en el estadio Vicente Calderón, Messi intentará hoy conquistar por cuarta vez la Copa Del Rey (2009, 2012 y 2015), lo que representaría su 28º título de campeón en Barcelona, récord que compartiría con Andrés Iniesta.

La primera vez que en el vestuario de Barcelona presenciaron un llanto desconsolado de Lionel Messi por una derrota fue frente a Sevilla, en 2010, en uno de los octavos de final por la Copa del Rey. Un rato antes, el arquero Palop había atajado o despejado casi todo lo que le habían rematado y el equipo de Pep Guardiola, que hasta entonces había conquistado los cinco torneos jugados, sufría la primera frustración en materia de resultados. A Leo no le daba lo mismo y pasó largo rato sentado, cabizbajo y lagrimeando.

Fue una de las pocas amarguras de Messi ante un rival al que somete con frecuencia: le hizo 25 goles en igual cantidad de partidos (11 fueron en los últimos siete). La final de hoy ya sería buena si tuviera algo del trepidante 5-4 con que Barcelona venció a Sevilla en agosto por la Supercopa de Europa...

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