El mercado del cine se agita

De repente y sin aviso, el asiento empieza a moverse. Es una turbulencia que sigue la acción sugerida desde una pantalla de grandes dimensiones y obliga a un esfuerzo extra: si uno se deja llevar por la vibración y no logra mantener un mínimo equilibrio, el balde de pochoclo terminará en el piso y la gaseosa se volcará inevitablemente sobre la ropa. Pero entregarse al movimiento tiene su premio. Como en los simuladores de los parques temáticos, el mecanismo del cine 4D promete emociones sensoriales fuertes que ya no se agotan en la experiencia visual: además de la butaca que vibra, el espectador puede encontrarse dentro del cine a merced del viento o del agua.

Por segunda vez en menos de un año, los augurios de un futuro cercano de un cine en 4D pasaron por Buenos Aires. Y funcionaron como síntoma y como símbolo del estado de agitación en el que se mueven la industria y el mercado del cine en la Argentina frente al cambio de gobierno y a un conjunto de novedades muy significativas. A la cabeza de ellas aparece una cifra: 47 millones de entradas vendidas. Es el número clave que convierte 2015 en el año más taquillero de las últimas dos décadas, desde que se manejan estadísticas confiables y probadas en el sector. Ultracine (empresa local que acopia, compila y difunde todos estos números) va más allá y señala que 2015 "es el mejor año para los cines desde 1986", cuando se vendieron algo más de 55 millones de tickets según los datos reportados en su momento por el investigador y cineasta Octavio Getino.

Fue precisamente Ultracine la organizadora de Vista, la convención regional de la industria realizada por sexta vez entre el martes y el miércoles último en el Village Recoleta. Allí se comentaban todos estos números (y algunos más, como se verá a continuación) mientras los asistentes vivían la experiencia 4D montada por la empresa Lumma. En esa montaña rusa reducida quedaron atrapadas todas las sensaciones que vive hoy el mercado, convencido de que con el gobierno de Mauricio Macri habrá un cambio de época con nuevas reglas y menos padecimientos.

Lo primero que imaginan es que con el final del cepo y el regreso de la racionalidad económica se recuperarán proyectos e inversiones congeladas en los últimos años por la incertidumbre. Los complejos multipantalla (Village, Hoyts, Cinemark) y los exhibidores independientes de capital local aspiran a darle nuevo impulso a la construcción de nuevos cines, planes que las restricciones cambiarias...

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