Con la mente en la Copa, no le quita el ojo a lo doméstico

Con la mente en la Copa Libertadores, River no le quita el ojo al torneo local. Su satisfacción pasa por comprobar que cuenta con lo necesario para afrontar la dura exigencia de atender más de un frente competitivo: tiene plantel. Hay titulares, por supuesto, reservados para la primera final del miércoles por la Copa Libertadores. También existe un recambio que pone el nombre del club en lo más alto de las posiciones (a la espera de lo que ocurra hoy con Boca y San Lorenzo). Y Cavenaghi, el ídolo que no se deprime por ser suplente de Alario, un recién llegado con más futuro que presente, se inventa una primavera goleadora que en dos partidos lo coloca a la par del máximo artillero del torneo, Marco Rubén, ambos con 11. Si hasta hace poco le causaban gracia algunos comentarios sobre su figura física ensanchada, ahora se ríe de felicidad por la eficacia recobrada. Se quitó mérito tras el cuarteto que hizo en Rafaela ("No soy Messi, sólo tuve que empujarla"), pero ayer cruzó un cabezazo con calidad y precisión, dignas de sus mejores épocas.

Tampoco hay que perder la perspectiva. Este River B superó a un Colón que, por apellidos, está varias letras por debajo en el abecedario. Estuvo lejos de ser una oposción cómoda y sencilla, pero individualmente es un equipo muy modesto. En algunos aspectos se nota la mano del nuevo entrenador, Darío Franco. Colón juega a una intensidad muy alta, se despliega con una gran generosidad física. Tácticamente está trabajado; con un 4-2-3-1 cubrió espacios por la solidaridad de todos y no renunció a salir rápído con la intención de tomar a River mal parado. Finalmente, Colón sucumbió a un par de riesgos que se intuían previsibles: semejante desgaste atlético era imposible de mantenerlo durante los 90 minutos y su menor categoría individual en comparación con River inclinó la balanza.

La victoria premió al mejor de los dos, sobre esa cuestión no hay mayores reparos futbolísticos, pero el resultado estuvo sujeto a un par de decisiones del árbitro Herrera que beneficiaron a River: en el gol del empate de Driussi, Saviola choca al arquero Broun y le impide intervenir, y con el partido 2-1, no convalidó un gol de cabeza de Benegas por un off-side inexistente. River la pasó mal en la defensa área de los tiros libres que ejecutó la zurda picante de Alan Ruiz. Colón abrió el marcador por esa vía, con Conti definiendo al borde de la posición adelantada.

No todas las variantes que maneja Gallardo para cada puesto son una...

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